Cambiar el mensaje

Anda la inmensa mayoría de los ciudadanos (siempre hay excepciones, aunque no hagan más que confirmar la regla) con la cabeza como un bombo a cuenta de la campaña electoral que acabamos de vivir (sufrir). Han sido meses de mensajes políticos que se limitaban al vacío “y tú más”, como si la inutilidad del de enfrente fuera suficiente para justificar la mía propia. Ni una explicación de lo que pensaban hacer si llegaban al poder, ni un mensaje que aclarara sus intenciones para el Gobierno, por no haber, ni tan siquiera se envió a los votantes el consabido programa electoral. Y lo peor es que se nos viene encima otro intenso mes de desatinos, de acusaciones, de juegos dialécticos y nunca propositivos. La campaña de las municipales (que coincide con las Europeas y, en la mayoría de España con las autonómicas) puede ser la gota que colme el vaso del hartazgo ciudadano. A ver si hay suerte y, por una vez, nuestros políticos son capaces de cambiar su mensaje y dejar de tomarnos por tontos.

Cambiar el mensaje

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