Cursar Letras

amodo de chascarrillo gracioso corría tiempo atrás el dicho de que “el que vale, vale; y el que no, para Letras”. Pero los tiempos están cambiando, porque cada vez van siendo más los estudiantes sobresalientes que eligen carreras de Humanidades como primera y única opción, al igual que sucede con los muchachos de bachillerato admitidos en los Institutos llamados de excelencia con un expediente en Letras muy por encima de otras asignaturas.
Algunos explican sus experiencias de cómo ciertos padres, amigos e incluso profesores consideran que es una pérdida de tiempo que se estudie filosofía, literatura, antropología... y ya no hablemos de otras opciones como filología clásica. Pudiendo hacer -añaden- ingenierías o Medicina.
En esta creencia han venido jugando muchos factores. Desde el reconocimiento social superior hacia carreras técnicas y sanitarias hasta la inquietud de los progenitores por que sus hijos estén bien situados el día de mañana, con trabajos seguros y bien remunerados.
No obstante, cada vez más estudiantes desafían la opción de la seguridad, la empleabilidad o el prestigio y eligen aquello que más les gusta. La crisis ha cuestionado la garantía en el empleo de algunas carreras como Arquitectura e ingenierías como Caminos, y eso ha dado más capacidad de maniobra a los jóvenes para escoger lo que desean.
Según opinión de expertos, los chicos se plantean su proyecto de vida de forma distinta a generaciones anteriores en que los estudios universitarios marcaban el futuro. Ahora -añaden- estudiarán más años, cursarán distintas especialidades, se profesionalizarán con másteres, cambiarán de ocupación y de países... Y es que, en efecto, resulta impensable que personas que previsiblemente se acerquen a los cien años de vida vayan a trabajar sólo en aquello que estudiaron en su primera juventud.
Así, según datos que ofrece la Autónoma de Barcelona, este curso se han matriculado en dicho centro, en el grado de Ciencias de la Antigüedad (lo que antes venía a ser Clásicas) sesenta y dos alumnos, cuando en los últimos años la media era de veinte estudiantes. De los diecinueve grados de Humanidades que imparte, en nueve de ellos hay alumnos con una nota de selectividad superior a 13; en cuatro titulaciones, superior al 12, y en los seis restantes hay quienes pasaron del 11. Por su parte, en la Universidad de Barcelona treinta alumnos con notas por encima de 13 han comenzado carreras como estudios literarios, clásicas, filologías... Es el grupo más numeroso en los últimos años.
En otros ámbitos de la formación superior está sucediendo un poco lo mismo; esto es, una ruptura con lo que venía siendo dominante. En Medicina, por ejemplo, Cardiologia va perdiendo la condición de imbatible. En la convocatoria MIR de este año, la gran novedad y sorpresa ha sido Medicina interna: cuatro residentes entre los diez primeros números han optado por esta especialidad. Entre ellos, los dos de cabeza.

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