Cabalgar al tigre

Cuesta interpretar a Sánchez. Al día siguiente de anunciar que no piensa postularse para una segunda investidura, inicia una ronda de conversaciones con el resto de los dirigentes políticos. Pero pese a que dice no querer postularse, la anunciada “ronda” crea muchas suspicacias.
La desconfianza se debe a que pese a las reiteradas negaciones del propio Sánchez o de algunos de sus colaboradores más cercanos nunca han desaparecido del todo las sospechas sobre un posible acercamiento a Podemos. A ése clima de desconcierto están contribuyendo unas declaraciones recientes de García-Page en las que dice: “Que aceptaría un pacto con Podemos con los límites claros. Esto es, sin el derecho a decidir”. Otros barones están en contra de cualquier pacto con Podemos. En esa línea se sitúan la presidenta de Andalucía y el presidente de Asturias.
El caso es que Sánchez no para de pedalear quizá por temor a caerse de la bicicleta. Pero con iniciativas como la mencionada ronda está alimentando la sospecha de que olvida o quiere olvidar la precaria situación parlamentaria del PSOE (85 diputados) y, lo que todavía es más precario: su propio liderazgo. Si ha puesto en marcha la “ronda” para alimentar los telediarios tiene un pase. Pero si lo ha hecho porque quiere pactar con Podemos entonces el PSOE corre peligro porque no se puede cabalgar a un tigre. Y menos cuando tiene hambre manifiesta de poder.

Cabalgar al tigre

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