BOTAR POR EL DEPOR

Al Madrid y al Barça les ha salido un rival con el que no contaban y lo mismo les ha pasado al PP y al PSOE. El Atlético y Podemos han dado la sorpresa y se han colado en la final cuando nadie daba un duro por ellos. Habrá que esperar para ver si el bipartidismo de unos y otros tiene los días contados, pero está claro que tendrán que esforzarse mucho si quieren seguir arrasando.
Los socialistas ya piensan en cambiar de entrenador y en el equipo popular, aunque dicen estar contentos después de la victoria-derrota con la boca pequeña, les preocupa tener cada vez más políticos sentados en el banquillo.
Los de Pablo Iglesias –pero, ¿este no había muerto?– podrían fichar perfectamente por la selección de Los Rojos. De hecho, les robaron el eslogan de “Podemos” a los chicos de, por aquel entonces, Luis Aragonés para su sueño europeo de 2008.
Y, mientras, las gradas vacías. La fuerza más votada fue la no votada, la de casi un millón de personas que decidieron no participar en esta vuelta al cole electoral.
Unos por desidia, otros por hastío y, la gran mayoría, por re-vote, que no es votar dos veces, sino la mala leche que se despierta al ver que la lista de imputados es más larga que la de candidatos. Como diría un CTV del norte, “la peña se chinó mazo”. Tanto que decidió dejar en casa banderas y bufandas y limitarse a ver a su partido por la tele.
Con el terreno de juego hecho un patatal, no valen florituras ni buenas palabras. En Francia han votado a los del Frente Nacional, unos tipos que pretenden meter el bus en la portería para no dejar pasar a los emigrantes. Y, si pasan, ya pueden llevar unas buenas espinilleras.
Los griegos han optado por el juego ofensivo, abriendo huecos por la banda izquierda, con Syriza. Los suecos, partidarios de achicar espacios –no hay más que ver el tamaño de los muebles de Ikea–, han decidido ampliar su mente y dejar jugar a las chicas e Iniciativa Feminista podría colocar a una eurodiputada en Bruselas.
Los italianos, siempre marrulleros, perdían tiempo mientras el resto de Europa esperaba a que terminaran el descuento.
Pero, sin duda, el partido que salió peor parado fue el que se bailó en Los Pajaritos. Entre tanta abstinencia y tanto descalabro electoral, la pena más grande fue no poder ir a Cuatro Caminos a botar por el Depor. 

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