Una hermosa canción

Ante esta devastadora pobreza del lenguaje, que han desatado los colegiales enfadados que han perdido las últimas elecciones, ¿qué hacer? Lo mejor es esperar un poco para volver a idiotizarse con la televisión.
Un día y ya el Gobierno augura un colapso económico en Madrid, en Santiago, la iglesia pone el grito en el cielo, ante esta “prematura” separación del poder, en Valencia la antigua alcaldesa dimite para no pasar el bastón de mando. El asalto al poder de los sin corbata realmente ¿pone nervioso a alguien?
Lo mejor de todo es un lenguaje balbuceante, ingenuo y esperanzador; ya sabemos a lo que nos llevó el lenguaje que no titubea lleno de eslóganes. No habrá paz para estos “malditos” y sin embargo qué bien vienen aunque sean novatos, al menos para que a esos que se creían dueños del negocio se les aflojen las piernas.
“Mi pobre patria, aplastada por abusos del poder, de gente infame que no conoce el pudor, se creen los dueños todopoderosos y piensan que les pertenece todo” (Franco Battiato), una hermosa canción.

Una hermosa canción

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