LA LECCIÓN DE PORTUGAL

“Portugal, querido amigo, no está saliendo adelante. Ahí van algunos datos: el 80 por cien de la población “vive” con un salario entre 500 y 700 euros; se eliminaron las pagas extra de vacaciones y navidad que eran el alivio de muchas familias para pagar deudas; suben los precios de productos básicos; no hay crédito para vivienda; todos los días cierran unas cien empresas; el paro alcanzó cifras jamás imaginables; las huelgas vienen unas detrás de otras, pero no sirven para nada; en Educación fueron despedidos miles de profesores y bajó de una forma dramática la calidad de la enseñanza; emigran los jóvenes con más cualificación educativa y profesional… Un dato estremecedor: se encareció el “copago” y en febrero se han muerto 6.000 ancianos porque non tenían dinero para luchar contra el frío, ni para comprar medicamentos. Aquí poca gente tiene esperanza en el futuro“. Así empezaba el relato de un colega y amigo portugués con el que me “carteo” con frecuencia.

En esta situación límite, el sentido común aconseja que las fuerzas que quieren que España siga formando parte del Club europeo deberían alcanzar un gran pacto

 

“De modo que, añade, nosotros no estamos metidos en un túnel oscuro, es que ni siquiera tenemos túnel. La tristeza y la angustia son las compañeras de los jóvenes y adultos, de las familias, de la calle...”.

“Yo sigo todos los días lo que dicen los periódicos españoles sobre la situación económico-financiera y social de tu país. Y me quedo francamente preocupado por saber que las cosas no están bien, no solo por lo que eso implica para España, sino también porque tiene repercusiones muy importantes en Portugal y en el contexto europeo. Deberíais aprender la lección”, concluye el amigo portugués.

Aquí, la versión oficial dice que “España no es Portugal ni Grecia”, pero somos “la gran preocupación de Europa”, según Le Monde y Mario Monti, que nos observa y vigila. En esta situación dramática, –“al límite”, dicen destacados miembros del Gobierno–, el sentido común aconseja que todas las fuerzas “civilizadas”, es decir, las que quieren que España siga formando parte del Club europeo al que pertenecemos, deberían alcanzar un gran pacto para sacar el país adelante.

Si ese acuerdo no llega, tendremos que ser rescatados y entonces todas las reformas habidas hasta ahora, incluida la laboral, nos parecerán una anécdota comparadas con las reformas y recortes que nos esperan.

Por eso, Gobierno, oposición, los sindicatos que amenazan con más conflictividad y todos los ciudadanos deberíamos aprender la lección de Portugal.

LA LECCIÓN DE PORTUGAL

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