Rifirrafe y arrebaliña

Pues va a ser que esto del juzgado que te toque va a ser suerte personal de hechizo. Ya sé que la apreciación de la prueba en su conjunto es una facultad discrecional del juez, pero también me ratifico en la racionalidad de los hechos argumentados y las normas que les son aplicables.
Por eso existe la jurisprudencia como fuente de derecho. Cuestión que me chirría a propósito de la libertad de prensa y su corolario informativo y veraz. Dos sumarios similares parecen confirmarlo. Los insultos y vejaciones inferidos a José María Pemán, instados por sus descendientes, en un judgado de Jerez, y sobreseidos; y la sentencia al paredón de fusilamiento al periodista Hermann Tertsch, por el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Zamora por hablar en una tercera de ABC sobre el abuelo de Pablo Iglesias. Simple rifirrafe o contienda ligera y sin trascendencia si no fuese por la segunda sentencia inquisitorial. Arrebaliña. Como acción de recoger presurosamente alguna cosa entre muchos que pretenden apoderarse de ella. A partir de ahora, los pueblos pequeños van a rezar para que les toque el tribunal sureño al unipersonal zamorano. Vamos un sorteo enfrente a sus equipos locales con el Barça, Madrid...
Nos movemos en la duda metódica de Renato Descartes. O en las vacilaciones de Hamlet paseando su castillo danés. ¿Qué ha movido a estos funcionarios judiciales a sentencias tan antagónicas? Parece inevitable volcarse a hacia Kierkegaad, un profeta de nuestro tiempo. ‘’La mayor parte de los hombres son subjetivos con respecto a sí mismos y objetivos con respecto a los demás.
Terriblemente objetivos, a veces. Pero la tarea que se impone es la de ser objetivo con uno mismo y subjetivo con los demás’’. Aquí parecen haberse trastocado las normas. Incluso pende como amenaza pública implantar censura comunistoide en orden a destrozar la hemeroteca del ABC y su libertar de opinión.

Rifirrafe y arrebaliña

Te puede interesar