La sección “Hace 25 años” de El Ideal Gallego recordaba el pasado lunes la llegada a La Coruña del primer teléfono móvil para instalar en los coches. Era el año 1987 y la información decía que “a finales de este año los automovilistas coruñeses podrán instalar en sus vehículos un aparato telefónico al precio de 500.000 pesetas. El usuario solo pagará a telefónica la cuota de conexión, que supone unas 21.000 pesetas, además del gasto que se produzca durante su utilización. El servicio de teléfonos móviles automáticos, que así se denominan, se ha implantado ya en Barcelona, Madrid y Málaga”.
Entramos en una nueva era que trae consigo grandes cambios y enormes avances tecnológicos que hacen que el progreso se introduzca a raudales en nuestras vidas
“¡Que veinte años no es nada!”, cantaba Gardel en un tango universal. Parece que fue ayer, pero han pasado cinco lustros y repare el lector cuantas cosas han ocurrido en estos años, como ha evolucionado y progresado la sociedad, cuantas nuevas tecnologías, sobre todo en el campo de la informática y las telecomunicaciones, hemos incorporado a nuestros hogares y como han influido decisiva y positivamente en nuestras vidas.
Un ejemplo significativo de esa evolución está en el campo de la telefonía. Desde la llegada de aquel primer móvil, costoso y pesado, que se instalaba en los coches y entonces representaba un avance espectacular, impresiona ver la transformación experimentada por estos dispositivos inalámbricos electrónicos en su estructura, tamaño y diseño y, sobre todo en las funciones que prestan ahora, que van desde la fotográfica, agenda electrónica, alarma-despertador, calculadora, GPS y microproyector, hasta reproductor multimedia. Es decir, un artilugio de pequeñas dimensiones reúne todo un equipamiento capaz de satisfacer a los aventureros más exigentes perdidos en una isla desierta.
Esos impresionantes avances técnicos propiciaron su utilización masiva. “Lo importante es poder hablar”, decía el eslogan de una campaña publicitaria, y veinticinco años después en nuestro entorno todos, adolescentes y mayores, tenemos uno o dos teléfonos móviles para comunicarnos desde y con cualquier lugar mediante conversación o mensaje de texto.
Unos años antes de la llegada del teléfono móvil escribió Alvin Toffler en La tercera Ola que “una nueva civilización está emergiendo en nuestras vidas” que Zbigniew Brzezinski llamaba “era tecnotrónica” y Daniel Bell sociedad postindustrial. Esa nueva era -el nombre es lo de menos- ya está aquí y trae consigo grandes cambios económico-laborales y sociales y enormes avances tecnológicos que hacen que el progreso se introduzca a raudales en nuestras vidas.