Con quién duerme Montero

Hay días en que un pleno del Senado –o del Congreso– y “Sálvame” solo se diferencian en el decorado. No está claro en qué momento los debates políticos se convirtieron en peleas de gallos, barriobajeras y despiadadas, pero en esas estamos. Es lo que nos toca soportar mientras no hagamos algo por intentar cambiarlo. Que una senadora cuestione la elección de la ministra de Igualdad sobre con quién comparte su vida está tan lejos de la línea roja que separa al cargo público de la persona que ni siquiera se atisba. Y no es, ni nunca debería ser, motivo de debate parlamentario. Para acusar a Pablo Iglesias de actitudes machistas hay mejores fórmulas que atacar a la madre de sus hijos. Que, por cierto, se mueve con soltura entre golpes bajos y se defiende sola con un contundente “Yo me meto en la cama con quien me da la gana y se lo digo con esta claridad porque yo puedo permitírmelo”. No como millones de personas discriminadas por su condición sexual.

Con quién duerme Montero

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