Ecosistemas inteligentes

Un ecosistema se define como un sistema biológico constituido por una comunidad de seres vivos y el medio natural en que viven. Saltando de la biología a la sociología y economía, toda ciudad se puede interpretar como un ecosistema, suma de otros muchos, acotado por un territorio, que en el caso de A Coruña viene delimitado de manera abrumadora por el mar. 
Y si en los ecosistemas naturales la evolución la marca la inteligencia de la naturaleza, en los ecosistemas urbanos es la inteligencia humana la que impulsa, para bien o para mal, su transformación, que en las últimas décadas se produce a velocidad de vértigo.
Por tanto, para favorecer el buen desarrollo del ecosistema ciudad, hay que preocuparse de los ecosistemas menores que la conforman y es ahí donde la política municipal, la acción del gobierno, si aplicara la inteligencia, tendría mucho que decir. En sus manos está favorecer las condiciones que permitan florecer ecosistemas innovadores en los que nazcan, crezcan y se reproduzcan inteligencia y talento y que generen valor para la mejora del bienestar de la comunidad en la que se desarrollan.
Hoy, en A Coruña, nos movemos precariamente en lo mínimo que se le debe exigir a un gobernante municipal y que tiene que ver con la gestión de asuntos estructurales como los servicios sociales, bibliotecas y guarderías, seguridad, limpieza o cuidado de jardines. Parece algo inabarcable para los actuales gestores, están sobrepasados por las actuaciones del día a día. Por eso son incapaces de elevar el listón de parámetros como la generación de empleo, la dinamización económica o la sostenibilidad y eficiencia energética. Parecen cigarras en su biotopo, con gestos a la galería que amplifican vía tuits ocurrentes. Pero la realidad es tozuda y la ciudad observa, evalúa y espera su momento.
Las oportunidades que brinda A Coruña para desarrollar espacios singulares de creación de valor, auténticos ecosistemas inteligentes, son muchas y se están desvaneciendo. Bastaría con aprovechar logros del pasado, pero reniegan de ellos con una triste estrategia de borrado de la memoria socialista de la ciudad. Ya fracasó el PP en ese intento. 
Los socialistas parecemos ser los únicos capaces de cambiar las cosas. Primero porque estamos orgullosos de los logros de la ciudad y solo así se pueden aprovechar, segundo porque sabemos sumar a nuestro proyecto a las mejores cabezas, sin sectarismos y tercero porque nuestra visión del proyecto de ciudad equilibra bienestar social y desarrollo económico, con innovación y atracción del talento. La ciudadanía coruñesa no olvida que fueron socialistas los creadores de la Universidad, los Museos Científicos, los centros cívicos, las bibliotecas, las guarderías, la Orquesta Sinfónica, de la increíble oportunidad que nos brinda el Puerto Exterior. 
Cuando deberíamos centrarnos en desarrollar ecosistemas inteligentes de economía circular, de movilidad sostenible, de tecnología aplicada al bienestar, del empoderamiento participativo del tercer sector y la sociedad civil, por citar algunos, estos se enredan en intentar cambiar la forma de pensar de la gente y en criticar todo lo que hicimos, reinventando los relatos. Así, por desgracia, en el ecosistema no florece la inteligencia. Toca cambio.

Ecosistemas inteligentes

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