González da en el blanco

FELIPE González se cansó de repetir en vida –política, eh– que nunca sería un jarrón chino. Y no lo es; es más, para qué querría serlo si su cuenta corriente desde que es jubilado ha engordado más que si hubiese subastado en Sotheby’s toda la cacharrería de la dinastía Ming. Esa ausencia de dificultades, que lo convierte en una excepción entre el resto de pensionistas españoles, le permite gastar parte de su tiempo en pensar y mantiene la lucidez de cuando estaba en activo. Carga, apunta, dispara y da en el blanco. Acaba de demostrarlo con una sentencia en la que deja retratado a Puigdemont como si hubiese pasado por un fotomatón: “Lo que ha hecho me parece un acto de cobardía, casi de vodevil, que deja a los pies de los caballos a sus seguidores y a más de la mitad de su Gobierno”. ¡Que tino!, ¡propio de un tirador de élite! Lo malo es que ese diagnóstico no le importa nada al expresidente catalán, que sigue a lo suyo en Bruselas, es decir a hacer el ridículo desacreditándose un poco más cada día.

González da en el blanco

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