Un año después de Fukushima, ¿declive o afianzamiento del sector nuclear?

Un año después de Fukushima, ¿declive o afianzamiento del sector nuclear?

Un año después de Fukushima, la industria nuclear española asegura que ha salido reforzada y sus centrales operan con más seguridad, frente a los críticos que aducen una caída "dramática" del sector y una falta de miras de los gobernantes.

Mañana se cumple en Japón el primer aniversario del terremoto y tsunami que dejó casi 20.000 muertos y desaparecidos. El noreste del país está en plena reconstrucción y los reactores de Fukushima en "parada fría", mientras miles de operarios luchan aún por poner fin a la crisis.

En declaraciones a EFE, la presidenta del Foro de la Industria Nuclear Española, María Teresa Domínguez, niega que Fukushima haya supuesto un declive del sector, sino "todo lo contrario".

"Se puede decir que la situación está controlada y no hay daños a la población ni a los operadores. Son unas centrales que son fuertes y robustas, que aguantaron una situación extraordinaria".

"No hay decadencia, hay reafirmación", añade Domínguez, en cuya opinión "prácticamente" no ha habido impacto en los programas nucleares.

Entre las lecciones pendientes, sí admite que debe mejorarse la coordinación de la ayuda internacional ante este tipo de situaciones extremas.

En sentido contrario, el portavoz de energía nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, aporta el siguiente dato: entre 2008 y 2010 comenzaron a construirse 38 reactores, y en 2011-2012 fueron dos. "La mayoría de los países occidentales con planes de nuevas centrales las han abandonado".

Según datos el Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas (OIEA), en el mundo hay 436 reactores en operación y 63 más en construcción, seis de ellos en la UE (Francia, Finlandia, Eslovaquia y Bulgaria).

En 2011 entraron en operación seis nuevos reactores y se inició la construcción de dos unidades más.

Bravo cree que Fukushima tampoco ha servido para que "PSOE y PP hayan aprendido nada" y, en vez de adelantar el cierre de las plantas, apuestan por alargar su vida útil.

"España -dice- va en contra de la tendencia de Occidente. El mercado mundial está en declive desde hace una década y el golpe de Fukushima ha sido serio. El número de encargos de reactores ha bajado drásticamente y la industria a lo que se aferra es a alargar la vida de las que ya operan para sobrevivir en el tiempo".

"La industria y el Consejo de Seguridad Nuclear tampoco han aprendido nada. Las pruebas de estrés a las centrales han sido lamentables. El CSN ha sido complaciente con las eléctricas".

No opina igual, Santiago San Antonio, ex director general del Foro Atómico Europeo (FORATOM, de 2006 a 2011): "las plantas españolas han pasado de forma positiva los pruebas de estrés. Y les obligará a hacer pequeñas modificaciones pero nada importante".

A su juicio, "la gran lección es que más que prepararnos para los accidentes tenemos que prepararnos para mitigar" sus consecuencias.

Lo esencial, enfatiza San Antonio, es aumentar la capacidad de respuesta ante una emergencia y disponer de equipos adicionales.

"Siempre hay que aprender de los errores y Fukushima redundará en una operación aún más segura, si cabe", concluye.

El ingeniero nuclear y miembro de Ecologistas en Acción, Paco Castejón, sostiene que "la política, la industria y el CSN no han estado a la altura de las circunstancias, ni mucho menos".

Hoy, únicamente se plantea alargar la vida de las nucleares hasta 60 años, pero en "uno o dos lustros" no es descartable construir más en España, pronostica Castejón.

Al igual que Carlos Bravo, Castejón piensa que las pruebas de estrés en la plantas españolas han sido insuficientes.

Tras el accidente de Fukushima, la Unión Europea puso en marcha pruebas de resistencia en 143 reactores nucleares que operan en la UE.

En España, el CSN concluyó que las centrales son seguras.

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