La economía española se contrajo el 0,4 por ciento entre enero y marzo, una décima más que en el trimestre precedente, lo que confirma la vuelta a la recesión tras sumarse dos trimestres consecutivos de caídas.
Es la estimación del Banco de España, que en su último boletín señala que la evolución de la economía en los próximos trimestres es incierta y está sujeta al riesgo que pueden conllevar nuevos episodios de la crisis de deuda.
En comparación con el primer trimestre de 2011, el PIB retrocedió el 0,5 por ciento tras siete trimestres de subidas interanuales.
La entidad explica que la recaída se debe a una demanda interna muy débil y a una contracción de la actividad que solo se ven amortiguadas por la fortaleza del sector exterior, ya que las exportaciones se están desacelerando.
Destaca que el mercado de trabajo siguió empeorando, lo que ha llevado a que la tasa de paro se sitúe en el entorno del 24 por ciento, ante lo que considera que la reforma laboral será fundamental para volver a la creación de empleo, pero sin que sus efectos vayan a ser inmediatos.
Empleo > La institución señala, con datos del Servicio Público de Empleo, que los parados aumentaron en el primer trimestre en casi 290.000 personas, una evolución del desempleo que “sería compatible” con una tasa de paro en el entorno del 24%.
El Instituto Nacional de Estadística publicará el próximo 27 de abril la encuesta de población activa (EPA) del primer trimestre, con datos que incluirán la tasa de desempleo (el Servicio Público de Empleo no mide ese índice).
El Banco de España calcula que se alcanzó dicho nivel de desempleo pese al “ligero retroceso” que se espera en la tasa de actividad como consecuencia de las salidas de inmigrantes y del comportamiento del colectivo masculino.
En este contexto, el Banco de España ve prioritario despejar las dudas que planean sobre la economía española mediante la culminación de la reestructuración del sistema bancario y el cumplimiento estricto de los objetivos de reducción del déficit público.
Por ello, reclama una ejecución rigurosa de los presupuestos –en los que ve el riesgo de que los ingresos se sitúen por debajo de lo previsto– y una vigilancia estrecha a comunidades y ayuntamientos para que el plan de pago a sus proveedores no genere “incentivos inadecuados” que les desvíen de la meta de déficit comprometida.
De momento, la confianza de los agentes económicos sigue siendo muy débil, como demuestra el consumo de los hogares, que cayó el 0,4%, lo que la entidad achaca al deterioro del mercado de trabajo, la caída de la riqueza de las familias y la entrada en vigor de la subida del IRPF.
Los mismos factores fueron responsables de que la inversión en vivienda continuara bajando en los primeros meses del año.
Administraciones > También el gasto de las administraciones siguió cayendo durante los tres primeros meses, tanto en inversión como en consumo, por el efecto del ajuste fiscal para reducir el déficit.
La inversión empresarial, que se contrajo el 3,5 por ciento, se vio afectada por el deterioro económico y el recrudecimiento de las tensiones financieras.
La contribución negativa del consumo y la inversión provocó que la demanda interna cayera el 0,9 por ciento en términos trimestrales.
Por su parte, el sector exterior mantuvo su contribución positiva al PIB, aunque fue algo menor a la del trimestre precedente, ya que pasó de 0,9 a 0,6 puntos porcentuales, lo que se debe a un “ligero retroceso” de las exportaciones.