Leo Nucci llevaba siete horas encerrado en un avión cuando telefoneó al párroco betanceiro para comunicarle la imposibilidad de celebrar el concierto en San Francisco. Al parecer, el piloto trató por todos los medios de aterrizar en el Alvedro, pero finalmente el vuelo fue desviado a Madrid.
Desde el primer momento, el barítono italiano se puso a disposición de la unidad pastoral de Betanzos para fijar una nueva fecha, a lo que la organización le respondió que hablarían con calma, una vez que descansara y se recuperara del estrés vivido en su viaje frustrado a A Coruña.
En cualquier caso, la parroquia ha comenzado a devolver el dinero de las invitaciones, “a la gente que no se enteró de la cancelación”, explica el sacerdote, Santiago Pérez González.
Todas las entidades, tanto públicas como privadas, que habían colaborado en la organización del concierto se mostraron comprensivas con la decisión de Nucci. El cantante, que es piloto de aviones, nunca había experimentado una situación semejante y, en esas circunstancias, no podría cantar en Betanzos.
La actuación, impensable para una pequeña ciudad como la brigantina, había despertado el interés de personas de toda el área, e incluso de A Coruña. Todos ellos confían en que pronto verán a Nucci San Francisco.