Un regreso muy discreto

Un regreso  muy discreto
Koné hizo un par de buenas jugadas en la segunda parte, cuando entró en el terreno de juego | laliga

Se suponía que no iba a ser fácil y, de hecho, no lo fue, pero también se esperaba algo más del Depor, quizá la continuidad en su juego y posiblemente algo más de consistencia. Pero también entra dentro de la lógica un encuentro como el de ayer, con poca pegada y las conocidas y evidentes precauciones.

En un Riazor que imponía  el silencio por la ausencia de su público, el equipo coruñés extrañó en muchos momentos a su nutrida y entregada parroquia, sobre todo cuando el rival le apretó, y no fue en pocas ocasiones.

El profesor Vázquez arrancó con cinco defensas, calidad en el medio del campo y también en el ataque. Y aunque fue el Sporting el que primero tomó el mando del partido a nivel ofensivo, los herculinos contestaron de inmediato.

Primero Çolak, a los seis minutos, y después Peru, finalizaban dos jugadas sobre la meta rival, pero con el balón perdiéndose por la línea de fondo. Lo mismo ocurría con una acción de Beauvue al cuarto de hora de partido.

El Depor jugaba mejor en estos compases del envite y a punto estuvo de recoger el premio con un disparo colocado de Sabin Merino, desde el flanco izquierdo, que casi rozaba el poste. No lo rozaron los asturianos en la siguiente acción. Murilo, el mejor futbolista de los gijoneses a nivel ofensivo, enviaba la pelota directa al palo en el minuto 22. Un error de Abdoulaye Ba casi se pagaba con un tanto. Murilo, ubicado entre el central y el lateral buscando la indecisión de estos, fue un incordio hasta que Vázquez lo corrigió.

Dominio alterno
El partido se definió con estos minutos y pasó a ser un choque de ocasiones para ambos, aunque el Sporting parecía tener más claro cómo salir al ataque. El entrenador deportivista sacó de la cueva a Peru y lo situó en el medio del campo. El equipo pasó a jugar con cuatro defensas en lugar de cinco. 

Quería más dominio de la parcela central el cuadro coruñés y casi lo consiguió. Aun así, el Sporting volvió a crear peligro con dos acciones seguidas de Murilo que fueron respondidas por los locales. La primera parte acabó con la sensación de igualdad, porque si bien el palo había salvado al Depor, también la de Sabin Merino se había cantado casi como gol.

Lo mismo ocurrió en la reanudación del choque. Tras el paso por los vestuarios el Depor sacó de centro y elaboró una jugada en la que Çolak asistió a Bóveda, quien a punto estuvo de marcar entrando desde su banda. Pero la puntería de unos y otros casi no hizo acto de presencia en Riazor.

Sólo ‘casi’, porque los cuando los arietes acertaron a chutar entre los tres palos, los porteros del encuentro, ambos gallegos de Vigo, se encargaron de detener las dañinas acciones sobre sus porterías.

Fue providencial Dani Giménez a los 70 minutos, completando la acción defensiva Peru Nolaskoain. Un error en un pase que debería ser absolutamente seguro, daba la pelota al rival y Murilo, de nuevo, metía al Depor en un enorme jaleo que acababa con la intervención del portero blanquaizul.

Cambios
Fernando había hecho cambios para dar oxígeno al equipo. Lo necesitaba el equipo. Pero al final del partido la última variación fue incrustar a Mujaid en la defensa, señal de que no veía claro el final del choque de Montero, con una tarjeta.  

Si no se podía ganar, al menos el punto no debería escaparse. Todo suma. Y como en un calco de la primera parte, los últimos minutos tuvieron de nuevo al Sporting como protagonista. Primero con un disparo de Carmona que se marchó alto y luego con posesiones en el campo del Depor. Al igual que en el primer periodo, los de Vázquez, con Christian Santos en la vanguardia, apretaron al final. Ahí echaron mucho de menos a sus seguidores, en esos ‘arreones’ finales de Riazor, cuando las gradas se hacen una y se funden con el equipo en una especie de comunión que da una excepcional energía. Se echó en falta. Muchísimo.

Los dos contendientes cerraron el candado y se quedaron con un punto que le hace más ‘daño’ al Depor. Era un partido para ganar, para salir del descenso, algo que podría pasar en Oviedo, dentro de 72 horas, en una de las diez finales que quedan.

Un regreso muy discreto

Te puede interesar