El espíritu libre de Chillida regresa a Nueva York

El espíritu libre de Chillida regresa a Nueva York
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  La obra del escultor español Eduardo Chillida, dominada por la libertad creativa, se reencontrará a partir de mañana con el público estadounidense gracias a la exposición "Chillida: Ritmo-Tiempo-Silencio", la primera muestra del artista en EE.UU. en veintiséis años.

La galería Ordovas ha trasladado a Nueva York, hasta el 19 de diciembre, ocho de las obras más icónicas del escultor de San Sebastián, fallecido en 2002.

La muestra se dispone en la esquina de la avenida Madison con la calle 52, un impresionante espacio expositivo de casi 1.000 metros cuadrados recientemente remodelado por los arquitectos Thomas Croft y David Hotson.

Además de la obra más reconocible del vasco, el "Peine del viento", se pueden ver "Consejo al espacio", "Arquitectura heterodoxa", "Elogio del vacío", "Esertoki" o el "Arco de la Libertad".

Esta última fue encargada por el Gobierno francés pero el escultor decidió no exponerla finalmente en París fiel a su filosofía de no subyugarse a más condiciones que las de su libertad creativa y después de que se hubieran tomado decisiones sobre el espacio sin su autorización.

Una filosofía llena de libertad que los herederos tienen muy presente a la hora de sumarse a nuevos proyectos.

"Hemos tenido muchas propuestas de museos americanos en estos últimos años pero no aceptamos cualquier oportunidad, tienen que darse muchas condiciones", explicó a Efe Ignacio Chillida, hijo del artista, que se decidió a dar el paso y llevar las obras a Nueva York por el buen entendimiento que existe con la galerista Pilar Ordovás.

La galerista dijo, por su parte, que no ha sido nada fácil trasladar las obras de gran tonelaje, hasta el punto que fue necesario cortar el tráfico de la avenida Madison durante ocho horas.

"Ha sido complicado pero teníamos gran determinación de mostrar a Chillida nuevamente en Estados Unidos con toda su fuerza y poderío", afirmó la organizadora.

"Para Chillida era muy importante el sentido de la libertad", contó a Efe Ordovás con el asentimiento del heredero del artista.

"Pese a todos los condicionantes que eso tenía, no aceptaba dinero por los encargos para no tener que ceder en sus decisiones artísticas", señaló Ignacio Chillida.

Otro ejemplo de su determinación era su "lucha contra la gravedad", explicó a propósito de su voluntad de trabajar siempre con materiales macizos pese a las dificultades que ello conllevaba.

"Él planeaba sus obras pensando en los espacios. Lo que pesara no le importaba. Aunque con su trabajo consigue que sus esculturas parezcan más ligeras gracias al movimiento que les daba. Casi levitan, se elevan", añadió.

Ignacio Chillida define a su padre, uno de los principales escultores europeos del siglo XX, como "un hombre sencillo", un artista que puso por delante de todo su obra y al que no le gustaba filosofar en demasía sobre su estilo y creaciones.

"Sus obras ya hablaban por él", apuntó Ignacio Chillida, que recordó que el artista decía que "cuando se emocionaba creando una obra estaba seguro que esa emoción llegaría a los demás igual que a él".

El título de la exposición procede de unas palabras del propio artista -ritmo, tiempo y espacio- encontradas en un volumen de sus escritos completos. "No queríamos un título inventado, sino que procediera de sus propias palabras", explicó Ordovás.

Es la tercera exposición de obras de Chillida que organiza Ordovás en colaboración con los herederos del artista, que en 2013 y 2014 expuso monográficos del artista en Londres.

La última vez que se dedicó un monográfico al artista en Nueva York fue en el museo Solomon R. Guggenheim.

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