Toponimia, tradición y filosofía relevan a los nombres militares

“Hoxe temos o privilexio de iniciar, co cambio de nome desta praza, a devolver en parte a débeda pendente coa nosa memoria”. Así comenzó el pasado mes de octubre una etapa de cambios en la nomenclatura del callejero coruñés, vinculados al cumplimiento de la ley de la memoria histórica. Era el 8 de octubre y el fundador de la Legión, Millán Astray, dejaba paso en la placa de la que ya no es su plaza al nombre “As Atochas”. Empezaba así un proceso que ha ido mudando el panorama del nomenclátor de la ciudad. De las denominaciones más vinculadas a la vida militar se ha ido pasando a otras que recogen la tradición, la geografía y la toponimia de la zona como base. Un buen ejemplo es precisamente el de “As Atochas”, una plaza que recupera el nombre del espacio que ocupa, en este caso, de su barrio, que, a su vez bebe en su indicativo de la tradición religiosa y de la devoción que había a la Virgen de Atocha.
También la filosofía y el pensamiento están muy presentes en el cambio. Filantropía, Educación, Cultura. Las vías coruñesas no solo apuestan por homenajear a “persoeiros”, como a Vilar Ponte -quien junto a las Irmandades da Fala y su centenario se convertirán en protagonistas en la ciudad durante todo este año- o al artista Álvaro Cebreiro, sino que también se busca el camino de llevar las denominaciones un poco más allá de las placas orientativas y convertirlas en un mapa simbólico de lo que se quiere transmitir sobre la ciudad.
A estas alturas, superado el ecuador de la veintena de vías que en principio el Ayuntamiento situó en la línea de salida para el cambio, todavía se sigue manteniendo en el día a día el antiguo nombre de cada lugar, entre otras cosas, por razones de utilidad. Y es que servicios como correos hasta las direcciones de muchos establecimientos e instituciones no pueden cambiar de un día para otro. Es por ello que ya se ha hecho familiar la colocación de dos placas en las calles con modificación nominativa: una azul con el nombre nuevo y otra blanca que junto a la antigua denominación señala que esta fue “retirada para a debida restauración da memoria histórica”.
El tiempo dirá a partir de ahora si la nueva nomenclatura cala en los ciudadanos o si los antiguos generales, sargentos y soldados siguen poblando las conversaciones de los coruñeses. Y es que, después de muchos años, hay quien circula por Alfonso Molina y quien todavía lo hace por Lavedra.

Toponimia, tradición y filosofía relevan a los nombres militares

Te puede interesar