Los coruñeses consideran “lógico” que Losada se retire tras su revés en las urnas

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  abel peña > A Coruña

  Mientras que María Pita volvía a agitarse por segunda vez en dos días con el anuncio de la renuncia de Javier Losada, en la calle apenas se notaba la conmoción en la que vive la clase política coruñesa. La mayor parte de los coruñeses parecían pensar que el abandono del aún alcalde socialista era la réplica esperada después del terremoto que provocaron las elecciones del pasado domingo. Casi unánimemente la gente respondía que le parecía “normal”, “lógico” o “lo que tenía que hacer” la retirada de Losada. Y es que la reacción que provocaba en todos el político socialista oscilaba entre la indiferencia y el resentimiento por una gestión que parece –a tenor de los resultados– que no ha sabido conectar con la calle.
A pesar de la campaña de Carlos Negreira, su rival y ahora sucesor, no pesa en el ánimo de la gente ni la Operación Dedazo, ni la Operación Relámpago, ni otros llamativos nombres con los que se quería llamar la atención sobre la supuesta poca claridad de la gestión del bipartito. Lo que de verdad no parecen perdonar al todavía alcalde los coruñeses eran los temas recurrentes, las infraestructuras polémicas como el carril bus o la remodelación de General Sanjurjo.
A pesar de que durante años, tanto el propio alcalde como los concejales de Movilidad, Yoya Neira, y de Tráfico, Florencio Cardador, así como la de Urbanismo, Obdulia Taboadela (todos ellos socialistas también) han mantenido la postura municipal asegurando que es el camino hacia el que convergen las ciudades europeas, los coruñeses no han perdonado que el alcalde, en singular, (casi nadie conoce el nombre de ningún otro cargo socialista del municipio), les haya arrebatado las plazas de aparcamiento del centro.

Desconocido > La mayoría tampoco parecía conocer en absoluto a su nuevo alcalde, ni su programa. Carlos Negreira aún es un recién llegado para el gran público coruñés.
Pero, a pesar de que nadie es capaz de recitar la composición del grupo municipal socialista, los votantes convergen en el espacio común de que en las filas socialistas toca renovación.  
Y para muchos, los nuevos tiempos empiezan por Losada, que no parece despertar muchas simpatías, al menos entre los encuestados. Sin que ninguno sepa decir por qué, la mayoría confiesa que “no me gusta”, cuando se le pregunta por la impresión que les produce a nivel personal, que en muchos casos les parece seca o autoritaria.
Le acusan sobre todo de no prestar atención a los deseos de los vecinos, sobre todo en aspectos tan directos y cotidianos como el urbanismo. Sea o no un reproche justo, lo cierto es que en la calle hay pocas voces que se compadezcan ahora de la difícil situación de Losada.


 

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