El expresidente de la IAAF es juzgado por corrupción

El expresidente de la IAAF  es juzgado por corrupción
El expresidente de la Federación Internacional de Atletismo, Lamine Diack | ep

El expresidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) -en la actualidad World Athletics- Lamine Diack se sentó ayer lunes en el banquillo de los acusados de un tribunal de París que le juzgará por el presunto cobro de comisiones ilegales a cambio de ocultar el dopaje de atletas rusos. 

El hombre que dirigió el atletismo mundial entre 1999 y 2015, primer no europeo en presidir la organización, llegó al Tribunal Correccional de París visiblemente debilitado, un día después de haber cumplido 87 años. 

Francia, que le puso bajo arresto domiciliario hace cuatro años, le acusa de haber creado, junto a otras cinco personas, una trama corrupta para embolsarse millones de euros por ocultar los controles positivos de atletas rusos, además de haber creado un entramado empresarial junto a su hijo para desviar fondos de la Federación. 

Delitos por los que Diack, que tomó el relevo al frente de la IAAF del italiano Primo Nebiolo y se lo cedió 16 años más tarde al británico Sebastian Coe, puede ser condenado hasta a diez años de prisión. 

El senegalés acudió al tribunal como también lo hizo el médico francés Gabriel Dollé, responsable de la lucha contra el dopaje en la IAAF entre 1999 y 2014, y Habib Cissé, abogado de Diack, imputado por haber contribuido al sistema de corrupción. 

Pero faltaron a la cita su hijo Papa Massata Diack, refugiado en Senegal, que no extradita a sus nacionales, y los rusos Valentín Balájnichev y Alexéi Mélnikov, a cuya entrega se ha opuesto Moscú. 

Confesión en Rusia
El escándalo saltó a la luz en 2012 por boca de atletas rusos descontentos con el sistema creado, lo que motivó que, en el terreno deportivo, ese país fuera excluido de competiciones internacionales durante cuatro años. 

La acusación considera probado que Diack aceptó dinero ruso para financiar su carrera política en Senegal a cambio de esconder esos casos y permitir a atletas rusos participar en los Juegos de Londres de 2012 y en los Mundiales del año siguiente en Moscú, pese a los sospechosos niveles mostrados por sus pasaportes biológicos. 

Según el acta de acusación, el entonces presidente de la IAAF corrompió a Dollé, que recibió 190.000 euros y en contrapartida ralentizó los procedimientos sancionadores. 

El senegalés pretendía con esa maniobra, según su relato, evitar un escándalo que habría tirado por tierra la reputación del atletismo y evitar así la bancarrota de la Federación. 

A Diack le pagó el hombre fuerte del atletismo ruso, Balájnichev, que presidió la Federación de su país y llegó a ser ministro de Deportes. 
Según la acusación, el senegalés recibió hasta 1,5 millones de euros para su campaña de las presidenciales senegalesas. Además, Diack exigía fuertes sumas a los atletas para ocultar sus positivos con la complicidad de Melnikov.

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