El jefe de sección del servicio de Otorrinolaringología del Chuac, Juan Jesús Herranz González-Botas, es uno de los 50 médicos que conforman la lista “Top doctors” del país, junto con Diego González, una distinción que le hace usar la primera persona del plural para afirmar que como en la Fórmula 1 “el que sale arriba es el piloto, pero hay mucha gente detrás”.
En su caso, el carballés eligió esta especialidad durante el MIR porque “vino un otorrino a darnos una charla y me dije: pues esto no es feo”. Después comprobó que el Chuac era un centro referente y completó su formación con miras a conseguir una bata en el equipo del hospital de As Xubias, donde trabaja desde el año 1982: “El servicio lo puso en marcha Martínez Vidal y estaba muy reconocido y cerca de casa”.
En la actualidad, suma ya 35 años de ejercicio en los que ayudó a gente y, sobre todo, aprendió de ella. De su paciencia y agradecimiento. Cuenta el doctor que cuando se pone un pie en la material, “piensas a ver qué puedo hacer”. Con el paso del tiempo, Herranz entendió que no siempre “lo que intentas hacer beneficia al enfermo”. Por eso, las que nunca olvida son las malas experiencias. Lo hace para no repetirlas. Para Herranz, las más satifactorias son las que ponen a trabajar a varios expertos a la vez en cirujía y de la suya, se conecta con la torácica y la craneoencefálica. Precisamente, las reconstrucciones por tumores son un ejemplo, donde se pone a prueba al equipo.
En este aspecto, afirma que impera el “buen rollo” y esto les permite comentar entre compañeros casos que piden una segunda y tercera opinión para operar con mayor seguridad. De la higiene de los oídos, señala que con agua y jabón es suficiente, pero que dentro de su radio de acción, el avance más importante vino por parte del paciente, que ha dejado de fumar, en general, y es consciente de los efectos. Como si se tratara de un Oscar, Herranz se lo dedica a todos los de su especie, a los enfermeros y demás sanitarios, que hacen que la medicina siga siendo “preciosa”. l