El Silva se mete en problemas

El Silva se mete en problemas
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El Silva se mete en problemas. La derrota en casa contra el Boiro le obliga a no dormirse en las dos últimas jornadas ya que el Sanxenxo, equipo que marca el descenso, se situó a dos puntos con la victoria de ayer (3-1) sobre el Bertamiráns.
Todo se puso de cara para el equipo de Javier Bardanca. Una mano dentro del área del central boirense Marcos poco después de superar los diez minutos fue sancionada como penalti por Calderón Pérez. Marcos Suárez, con una tranquilidad que llegó a rozar la parsimonia, engañó a Rodri, el portero del Boiro, que se lanzó a la izquierda. El balón entró lentamente, a su derecha, hasta acariciar la red.
El Silva hizo lo más difícil, tomar ventaja. Incluso antes del gol de Suárez pudo adelantarse en el marcador. Movilla soltó un trallazo desde la frontal del área que obligó a Rodri a hacer una parada de mérito desviando la pelota a córner.
Llamó la atención que el Boiro pudiese hacerle daño al Silva en una acción a balón parado. ¿Acusó el equipo coruñés las ausencias del pivote Michi Leal y del central César para este tipo de acciones? Un saque de esquina botado por Padín –cerrado– fue rechazado en primera instancia volviendo el cuero al pie del ‘mago’ de Catoira. El ‘10’ del Boiro volvió a colgar el balón y Adrián Armental, desde el primer palo, peinó lo suficiente como para evitar un nuevo despeje. El cuero entró limpio por el segundo palo. 1-1.
El empuje del Silva en el primer cuarto de hora de partido se diluyó con el paso de los minutos hasta dejar el encuentro sin dominador. Bardanca apostó por el 4-4-2 con Marcos Suárez y Movilla (con más desgaste defensivo) como pareja de delanteros. Marcos Gómez (izquierda) y Álvaro (derecha) fueron los exteriores. Ni uno ni otro se encontraron del todo cómodos. El primero porque su naturaleza le incita a jugar en zonas interiores y el segundo porque no es un extremo de centro, sino de finalización.
La principal novedad del Silva en el once inicial, en la línea defensiva. El central Miguel ‘Ruso’ fue el lateral derecho y Cardelle,  el lateral derecho habitual, jugó de central junto a Adrián Bouza. Rebollo, el lateral izquierdo.
Todo esto para tratar de contrarrestar y hacer daño a un Boiro que no ocultó sus cartas. La duda del delantero centro se disipó con la continuidad de Juanma Torres en el once inicial. A Rubén Márquez le tocó reivindicarse otra vez saliendo desde el banquillo. La jugada le salió redonda al Boiro.
Los motores del equipo volvieron a ser, situados en la medular, Pablo Pillado, Padín y Gabi. El chiquitín que llegó de las categorías inferiores del Deportivo se ha ganado un puesto como titular. Añón jugó en la izquierda y Armental se pegó a la derecha. En la línea defensiva, los disponibles. Ante las bajas de Cardeñosa, Tachi y el dudoso estado físico de Carlos, jugaron los sanos. Paco y Suso Martínez en los laterales y Borja y Marcos en el centro de la zaga.
La primera parte murió sin grandes ocasiones. El Boiro gobernó la posesión de balón sin demasiada profundidad. Le resultó difícil superar a un Silva obsesionado con no dejar espacio entre líneas. Lo logró en el primer acto. David Yáñez no tuvo que intervenir.
Después de una pájara similar a la de la primera mitad en la que al Boiro le faltó la intensidad que requería el partido, pasó a controlar, a dominar, a mandar sobre el campo de A Grela. La entrada de Rubén Márquez le dio un plus. Pero, ojo, no salió para disputar con los centrales del Silva, que se quedaron sin carne, sin nadie a quien marcar. Se pegó a la banda izquierda y desde allí hizo daño, desde allí fabricó el gol de la victoria. Probablemente el gol de una permanencia.
Le pidió el balón a Añón, que no se lo dio, pero Gabi sí atendió su reclamación con un fabuloso cambio de orientación. Márquez controló demasiado solo. Se permitió entrar en el área, amenazar con la zurda, recortar a Miguel y pegar con la derecha. La pelota entró ajustada al palo trazando una trayectoria espectacular, de auténtico golazo.
El Silva tiró entonces de corazón. Buscó el gol a la desesperada. Movió el banquillo, refrescó el equipo con la entrada de Matías, Gabi y Carlos Rey, pero enfrente le esperaba un equipo bien organizado que, aunque tarde, muy tarde, parece que ha completado sus deberes.

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