Cuando un simple café se convierte en el oasis hospitalario

Cuando un simple café  se convierte en el oasis hospitalario
Cecilia Prieto y varias de sus compañeras, con un paciente | patricia g. fraga

“Tengo muchas experiencias, pero soy una voluntaria muy silenciosa”. Cecilia Prieto es una de los casi mil voluntarios y colaboradores con los que cuenta la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en la provincia, con el objetivo de humanizar la asistencia hospitalaria y atender las necesidades que no son cubiertas a nivel sanitario, tanto de los enfermos oncológicos como de sus familiares.

Prieto, que acude cada martes –como ayer, Día Mundial contra el Cáncer– con varias de sus compañeras al Oncológico coruñés con el famoso “Carrito don Amable”, lleva tres décadas colaborando con la entidad. “Me planteo alguna vez dejarlo porque ya tengo una edad pero no puedo, para mí siempre fue gratificante y enriquecedor pues te enseñan y te dan sonrisas de agradecimiento y eso me llena mucho”, asegura, al mismo tiempo que destaca que son muchos los allegados y conocidos que no conocen de su labor. “Soy una voluntaria silenciosa. Tengo mucha gente conocida que no sabe que lo hago”, destaca, y afirma que “cuando se sale por la puerta no se puede comentar nada; no puedes ir con los problemas para casa”.

“Me planteo alguna vez dejarlo porque ya tengo una edad pero no puedo”, asegura Cecilia Prieto, voluntaria de la AECC desde hace 30 años

Durante dos horas, voluntarias como Cecilia Prieto distribuyen por la planta de quimioterapia y radioterapia cafés, infusiones, zumos... y, sobre todo, apoyo y comprensión tanto a pacientes como a familiares.

“La verdad es que tiene mucho éxito. Invito a todo el mundo a hacerse voluntario porque estoy segura de que verán la vida de otra manera y valorarán mucho más las cosas”, asegura.

Este agradecimiento es mutuo, tal y como dice el coordinador de voluntariado de la AECC en A Coruña, Ricardo Calza, quien explica que a mediados de este mes pondrán en marcha una iniciativa parecida al carrito en la unidad de paliativos del hospital de Oza. “A veces no nos damos cuenta de lo que en esos momentos un café puede hacer porque te saca un poco de la situación en la que estás y siempre va acompañado del apoyo del voluntario que establece conversaciones informales, se interesa por el paciente, por los familiares, por la situación en la que se encuentra y después para hablarle de la asociación y los servicios gratuitos que tiene de apoyo psicológico, social, de logopedia, de fisioterapia”, comenta.

Motivación

Una de las cosas que destaca Calza de los voluntarios es su “gran motivación por ayudar” y una característica común entre todos: el recibir más de lo que dan.

“Es algo que engancha, el trato humano con las personas en situaciones de vulnerabilidad; es muy gratificante, al contrario de lo que se pueda creer en un principio, porque vas a un entorno hospitalario con situaciones duras pero es muy gratificante. Y lo que dan también, porque me llega el feedback de pacientes y hay satisfacción en las dos direcciones”, comenta.

Cuando un simple café se convierte en el oasis hospitalario

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