La Universidad ya está preparada para afrontar un fin de curso inusual

La Universidad ya está preparada para afrontar un fin de curso inusual
El campus de la universidad vacío | patricia g. fraga

Las universidades gallegas decidieron este lunes no retomar las clases presenciales y trasladar la celebración de las pruebas extraordinarias de Selectividad a septiembre. Así, la crisis del coronavirus ha terminado por afectar también el calendario de los estudiantes, que llevan semanas pendientes de qué iba a ocurrir con sus clases, exámenes, prácticas y presentaciones de trabajos finales de grado y máster.

En el caso de la Universidad de A Coruña (UDC), ya se han adoptado la mayoría de medidas para que el curso pueda cerrarse de una manera segura y cómoda, en la medida de lo que se pueda. “En coordinación con el resto de campus gallegos tomamos la decisión de suspender la docencia presencial y, por lo tanto, vamos a finalizar el curso mediante clases virtuales”, indica el rector de la universidad, Julio Abalde.

 

Búsqueda de alternativas

La cuestión ahora es encontrar las alternativas para el proceso de evaluación. “Algunos exámenes podrán hacerse en modalidad virtual, pero otros no, por lo que habrá que esperar a que las condiciones para hacerlas de forma presencial sean las propicias”, sostiene. Para ello, es necesario esperar a ver cómo se desarrolla la situación y estudiar cómo se podrán adaptar los casos en los que las tecnologías no permitirán obtener una evaluación. “Esto afectará al calendario, ya que solo se podría mantener si todos los exámenes fuesen virtuales”, dice.

Abalde recuerda que muchos máster, por ejemplo, ya se llevaban a cabo en formato online, pero esta nueva crisis ha llevado a que “toda la docencia se traslade a lo virtual”. Sin embargo, esta excepcionalidad, espera el rector, “no continuará el año que viene y se podrá volver a la normalidad y a las mismas condiciones”.

Las herramientas de las que dispone la UDC permitirán que la docencia se lleve a cabo “sin ningún tipo de problema”. La evaluación online, por otra parte, “tiene sus carencias”, pero, tal y como afirma Abalde, “todas las universidades están buscando solución  para esto”.

En cuanto a las prácticas de las carreras y de los máster, las casuísticas son varias. Hay estudiantes que se encontraban en pleno desarrollo de las prácticas cuando explotó la crisis del coronavirus; otros estaban en plena búsqueda de empresas e instituciones, así como de la firma de los convenios; y otros todavía no habían comenzado a buscar. Todos ellos suponen ahora un reto para la universidad de cara a completar los créditos necesarios para terminar el curso. “Algunas prácticas que ya estaban muy avanzadas podrán completarse con actividades complementarias para llegar a 100% de la formación”, dice el rector.  En las que todavía no estuviesen en desarrollo, “se plantearán alternativas, ya que no solo depende de la universidad, sino también de la empresa, así que habrá que buscar soluciones caso a caso”, indica. Para todos, desde la institución anuncian que se “alargará lo máximo posible el plazo para su finalización”. Y es que “preocupan sobre todo las prácticas obligatorias para finalizar titulación, por lo que esperamos que no sea impedimento el hecho de que no se puedan realizar de forma presencial”, concluye.

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