Las “otras” fotografías de Jorge Barreiro

Las “otras” fotografías de Jorge Barreiro
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Son fotografías que han quedado en su trastero. No encajan en ninguna exposición temática y tampoco responden a un epígrafe concreto. Las que se podrán ver a partir del martes en el Casino Atlántico pertenecen al “fondo de armario” de Jorge Barreiro, esa recámara que el fotógrafo decide destapar como el bote de Cola Cao para compartir con el resto de miradas. Porque las que desfilarán hasta el 9 de febrero estuvieron en el anonimato e incluso Barreiro no se las enseñó ni a sus amigos, la muestra pide atención. Para ver lo que hace el creador cuando no tiene una película en el tintero o un porfolio que completar.
Dice el artista que muchas de esas composiciones salieron de madrugada. En la soledad del autor. Justo cuando el reloj dice que son las ocho de la mañana, se pusieron a caminar solas. Son obras que hablan de disfrute. La cara b de proyectos que hoy ven la luz dentro de un mismo armario.
Así es como la mirada pictórica de Barreiro sobre una tradición del país como la matanza comulga con una instantánea situada en los menhires de la Torre, donde Jorge inserta a una mujer tocando el tambor y un rayo con el pc como bandera. Barreiro las define como imágenes íntimas que permitirán al curioso irse al mundo del cine donde el autor trabaja para ver lo que se esconde detrás del decorado.
Entre el conjunto destaca una foto del rodaje de “Un buen hombre”, en la que se podrá ver al cámara y los ayudantes e incluso al director luchando bajo la lluvia: “Muestra la dureza del trabajo”. El que ha tratado la fotografía en largometrajes como “El lápiz del carpintero”, “Divertimento”, “Año Mariano”, “18 comidas” o serias como “Nada es para siempre” o “Galicia exprés” hace una parada en el camino para llevar a la escena un trozo de su trayectoria que nunca serviría para una campaña de publicidad: “En mi visión de la matanza, no me voy a lo morboso y entronco la tradición con el paisano que tiene en noviembre que matar un cerdo como algo cotidiano”.
Sin sangre y una luz que recuerda a los pintores flamencos, Barreiro sale de la corte con otro punto de vista metido en su cámara fotográfica para retratar el polvo suspendido de una estantería y aliarse con la literatura. En este caso, el fotógrafo quiere homenajear al pintor que mejor supo llevar al cuadro el océano Atlántico.
Y Urbano Lugrís está presente a través de los detalles: “Son cositas que no estaban preparadas para la foto como la dalia”, que es casual o un pilón del baño con unas flores: “Las flores las acentúo un poquito en blanco y negro y casi no hay intervención”.
Como polos opuestos, otras propuestas hablan de collage y photoshop como la que utiliza una estampa herculina a pie de la Torre para incorporar elementos. Así es que las losas y lápidas de una iglesia de Malta conviven con un edificio de Mallorca.

platós
Jorge Barreiro crea platós. Escenarios inventados de un cuento que el espectador completa con su barrido. Para Jorge, la colección de postales son fruto del insomnio. No tienen cabida en prensa y van quedando ahí “y las muestro a la gente amiga o ni tan siquiera eso”.
Ninguna tiene más ligazón con otra que las ganas de experimentar. En “Fondo de Armario”, todo está mezclado. Es una argamasa que Barreiro fue construyendo desde hace cinco años: “Habitualmente el título de una exposición le da sentido, unificándola en cuanto a temática o intención de esas fotos que la componen”.
En esta muestra, están las que “no están integradas en un porfolio amplio o son restos de porfolios inacabados”. Para acabar la ristra de trabajos creativos con un apartado de fotos disparatadas sobre “algo que me ha llamado la atención en su momento”. Con un único fin de divertirse, esas otras instantáneas salen a la pista de baile en el Casino Atlántico. Para “que paséis un buen rato viéndolas, unas de lejos y otras de cerca, leyéndolas como si de una novela se tratase”. Igual que cuando él le dio al clik.

Las “otras” fotografías de Jorge Barreiro

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