VENENO

Solo desde la mediocridad intelectual más evidente, o la falta de escrúpulos más abyecta se puede explicar la utilización de expresiones como las que con demasiada frecuencia aparecen escritas en ese arma peligrosa en que se ha convertido el Twitter cuando es utilizada, entre otros, por políticos o pseudo políticos con un raquítico nivel de responsabilidad personal. 
Frivolizar con el nazismo, con las fosas comunes en cunetas, con la violencia de género o acusar a autoridades públicas de envenenar agua, por ejemplo, supone una sólida prueba del deterioro de la calidad de algunos miembros de la clase política. 
Decía John Stuart Mill que todas las nuevas ideas expresadas con la suficiente insistencia indefectiblemente pasan por tres etapas: la ridiculización, la discusión y la adopción. En este nivel es irrelevante si las ideas en cuestión son o no son populares y mucho menos sin son rigurosas o estupideces, lo importante es su validez o invalidez a juicio de sus propulsores por ser ellos quienes lo dicen. Pues en esas, tristes y descorazonadoras, estamos.

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