Cuando de un grupo de personas surgió la idea de hacer un homenaje a Javier Losada en recuerdo de sus años de alcalde y se lo comentamos, él rápidamente dijo: “Un homenaje no, yo solo traté de cumplir con mi deber con los coruñeses”. Por eso le hemos llamado encuentro, una reunión de amigos que comparten un almuerzo con el que fue alcalde. Y este artículo es eso, un reencuentro con su trayectoria, de la que destacaría sus facetas de médico y político, muy entrelazadas y con un denso bagaje.
Médico anestesiólogo con currículum brillante en la Universidad de Santiago, con el MIR en el ahora Chuac, y un ejercicio de la medicina muy vocacional, tanto que la compaginó con la política durante años.
Como político, concejal en diferentes áreas de gestión, elegido secretario general de la Agrupación Socialista al tener que fusionarse las tres existentes en una. Con dedicación cosió y tejió un desarticulado partido para hacer una agrupación fuerte, unida y con dinamismo. A veces hay poca memoria del tiempo pasado y lo mejor es recordar al poeta “todo pasa y todo queda…”. Fue alcalde primero por la renuncia de Paco Vázquez al irse de embajador y después elegido por los votos de los ciudadanos. Gobernó en coalición ejerciendo como alcalde sin que en ningún momento permitiera quebrar su autoridad, que no su diálogo constante, un legítimo gobierno respetando la decisión de los ciudadanos y haciendo de los acuerdos políticos una norma.
Fue muy respetuoso con todo lo hecho, no podría ser de otra forma ya que fue pieza clave en el proyecto de ciudad iniciado por Paco Vázquez y en su desarrollo. Y ya en su mandato supo estar atento a los nuevos retos y oportunidades para consolidar los grandes proyectos de futuro exigiendo al Gobierno compromisos y presupuestos para lo que contó con el apoyo incondicional del ministro Blanco. También supo rescatar y tomar las riendas con firmeza de un sueño olvidado, el reconocimiento de la Torre de Hércules como Patrimonio de la Humanidad, un logro para la ciudad que contó con la complicidad del ministro Molina y la sensibilidad de los coruñeses.
Tuvo un firme compromiso con las personas y los barrios para situarlos en igualdad de condiciones en servicios y prestaciones. Ni un mayor sin atención social, ni un niño sin beca de comedor, y siempre entendiéndolo como un derecho y no como beneficencia. Vive y ama profundamente la ciudad y ello ha tenido reflejo en su gestión. Por eso en este encuentro queremos agradecer su dedicación como alcalde y ahora como senador, defendiendo los mismos principios y valores que han marcado su vida y, como dice él, “siempre desde el mismo lugar y con la misma gente”.