Una breve siesta que incluya la fase N2 del sueño (también conocida como sueño ligero) puede aumentar significativamente la probabilidad de experimentar momentos de insight, según una investigación realizada por científicos de la Universidad de Hamburgo y el Instituto Max Planck.
El estudio analizó cómo distintos niveles de sueño influyen en la aparición de soluciones creativas tras un periodo corto de descanso. Publicada en PLOS Biology, esta investigación confirma que una siesta breve que incluya al menos esta etapa de sueño conocida como N2 duplica la probabilidad de experimentar un “momento aha”: ese instante repentino de insight que permite resolver un problema de forma súbita.
Los investigadores, liderados por Anika T. Löwe y Nicolas W. Schuck, reclutaron a 90 personas jóvenes para realizar una tarea perceptiva diseñada para tener una solución obvia solo si se descubre una regla escondida (cambio de color en estímulos visuales).
Primero la resolvieron sin conocer dicha regla, luego tomaron una siesta de 20 minutos y finalmente repitieron la tarea.
Con electroencefalografía (EEG), se clasificó a los participantes en tres grupos según su estado durante la siesta:
Estas diferencias no solo fueron numéricas: un test estadístico (Fisher) confirmó que la etapa N2 incrementa significativamente la probabilidad de insight frente al grupo despierto.
Los autores profundizaron en el análisis del EEG, más allá de observar etapas como N1 o N2. Estudiaron la pendiente espectral del EEG - un indicador de actividad neural irregular o “aleatoria” - y descubrieron que cuando esta pendiente es más pronunciada (lo cual ocurre también en N2), predice mejor la aparición del insight que la propia etapa del sueño.
Este hallazgo conecta con teorías que atribuyen al “ruido neural” un papel facilitador en la creatividad, reduciendo el sobreajuste de patrones preestablecidos y estimulando soluciones originales (un proceso similar a la regulación en redes neuronales artificiales) .
Según los autores, durante la fase N2 ocurre un proceso de renormalización sináptica —“synaptic downscaling”— que reduce la fortaleza de conexiones menos relevantes. Esto limpia el terreno neural, permitiendo que nuevas soluciones emergentes se desplieguen con mayor facilidad tras despertar.
La Universidad de Hamburgo destaca que el estudio usó el electroencefalograma para correlacionar la actividad cerebral durante N2 con mayor probabilidad de insight, y que quienes alcanzaron N2 mostraron un 86 por ciento de éxitos, en comparación con un 56 por ciento en quienes no durmieron.
Este hallazgo abre la puerta a aprovechar mejor los breves descansos: con solo 20 minutos de sueño profundo (N2), se puede potenciar la capacidad de resolver problemas abstractos o creativos. Estudios anteriores sobre siestas y creatividad obtenían resultados mixtos, mientras que en el llevado a cabo por este equipo se identifica a N2 como el actor principal .
El equipo responsble de esta investigación sugiere estudiar efectos similares en:
Dormir bien y dejarse llevar a la fase N2 no solo es reparador: según la evidencia, puede ser la llave que desencadene nuestro próximo gran momento de inspiración. La solución para resolver problemas con mayor creatividad puede estar justo en esa breve siesta consciente.