Comer patatas fritas más de tres veces por semana eleva el riesgo de diabetes tipo 2

Pequeñas variaciones en la forma de cocinarlas transforman su efecto en el organismo, influyen en el equilibrio de la glucosa, la salud cardiovascular y el control del peso
Comer patatas fritas más de tres veces por semana eleva el riesgo de diabetes tipo 2
Dos jóvenes comen patatas fritas I CEDIDA

Las patatas forman parte de la gastronomía mundial desde hace siglos y son un alimento versátil presente en la mesa de casi todos los hogares. Desde un puré cremoso hasta las clásicas patatas fritas, su popularidad es incuestionable. 

 

Sin embargo, no todas las formas de cocinarlas aportan los mismos beneficios para la salud. Investigaciones recientes alertan de que ciertos métodos de preparación pueden influir en el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

Pure de papas fresco y sabroso
Bol de puré de patatas I CEDIDA

Diferencias según preparación

Un estudio publicado en The BMJ  revela que consumir tres raciones semanales de patatas fritas se asocia con un incremento del 20 por ciento en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, mientras que otras formas de preparación, como cocidas, al horno o en puré, no mostraron un aumento significativo del riesgo.

 

El análisis incluyó a más de 205 000 personas observadas durante casi cuatro décadas, de las cuales 22.299 desarrollaron diabetes tipo 2. Los datos proceden de los estudios Nurses’ Health Study I y II y Health Professionals Follow-up Study, dirigidos por expertos de la Harvard T.H. Chan School of Public Health.

 

Patatas fritas vs. otras opciones

Los investigadores evaluaron qué ocurría al sustituir las patatas fritas por alternativas más saludables:

 

  • Sustituir tres raciones semanales de patatas, en general, por cereales integrales, el riesgo bajó en un 8 por ciento.
  • Reemplazar tres raciones de patatas fritas por cereales integrales redujo el riesgo en 19 por ciento.
  • Cambiar patatas cocidas, horneadas o en puré por integrales redujo el riesgo en 4 por ciento.
Patatas picadas hervidas en plato blanco
Patatas cocidas aderezadas con perejil I CEDIDA

Estos resultados refuerzan la idea de que no se trata de eliminar la patata de la dieta, sino de optar por preparaciones más saludables y limitar los alimentos ultraprocesados.

 

Pequeños cambios dietéticos pueden tener un impacto importante sobre el riesgo de diabetes tipo 2, un problema prevalente y ligado al estilo de vida. Las recomendaciones de los expertos son:

 

  • reducir el consumo de patatas fritas a menos de tres veces por semana;
  • priorizar cereales integrales frente a las patatas fritas;
  • preparar patatas al horno, hervidas o en puré, preferiblemente con la piel, para conservar nutrientes;
  • combinar estos alimentos con proteínas, grasas saludables y fibra para estabilizar la glucemia.
Patatas cocidas sobre tabla de madera
Patatas asadas al horno I CEDIDA

¿Qué hay detrás del riesgo?

Las patatas fritas suelen preparse con aceites refinados, a menudo reutilizados, lo que incrementa su densidad calórica y favorece la formación de compuestos perjudiciales como grasas trans o productos avanzados de glicación. Su alto índice glucémico también puede provocar picos de glucosa en sangre, alterar el microbioma intestinal y fomentar la inflamación crónica

 

Por el contrario, las patatas cocidas, al horno o en puré conservan fibra, vitamina C, potasio y vitamina B6, sobre todo si se comen con piel.

 

El mensaje es claro: moderar el consumo de patatas fritas y priorizar preparaciones más saludables podría reducir el riesgo de diabetes tipo 2. 

 

Pese a la solidez de los datos, el estudio es de tipo observacional y no prueba causalidad directa. Factores como dieta global, actividad física y genética también pueden influir. Sin embargo, el consenso científico sobre los riesgos de los alimentos ultraprocesados refuerza las recomendaciones preventivas.

Comer patatas fritas más de tres veces por semana eleva el riesgo de diabetes tipo 2

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