El superchulo tope del precio del gas

El Gobierno, para nuestra desgracia, maneja el arte del “trilerismo” como nadie. El último botón de muestra es la cacareada propuesta para topar el precio del gas. Todos recordamos cómo allá por finales del mes de marzo, Sánchez volvió de la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE con ese “éxito” bajo el brazo. Entonces se nos dijo que en unos días veríamos cómo bajaban a la mitad nuestras facturas de la luz. Mes y medio después aún seguimos esperando, aunque España y Portugal enviaron por fin a Bruselas el pasado viernes un borrador que está siendo analizado por los técnicos de la Comisión Europea.

La primera duda que me surge, a la vista del desastre, es ¿qué llevaba preparado Sánchez cuando planteó a sus socios esta propuesta? ¿No llevaba ni un diseño que hubiera elaborado alguno de los centenares de asesores del Gobierno, ni de la vicepresidencia del ramo? Parece que no, porque ha quedado demostrado que, en este mes y medio, nadie ha sido capaz de elaborar el informe técnico que avalara la medida. Primero se le echó la culpa a la semana Santa, luego al puente de mayo y después a Portugal. Sin embargo, cuántas veces nos han anunciado la medida y sus bondades. Como hacen los “trileros”, nos enseñan la bolita y nos marean hasta que ya no somos capaces de saber dónde está. Un juego peligroso del que este gobierno abusa hasta la nausea. Lo que tengo claro es que, aunque la gente no lo esté expresando en forma de manifestaciones, la frustración de tanto anuncio, que no se materializa o tarda en hacerlo, queda apuntado y se manifestará en su momento en forma de voto.

Después está la “bondad” de la medida cuando se tome. Nadie del Gobierno dice claramente que fijar un tope a un precio no es tan bonito como lo pintan. Alguien tendrá que pagar la diferencia entre el precio real y el fijado como tope y obviamente serán los consumidores en sus recibos de meses venideros. En todo caso, cuando se publique en el BOE la decisión final, le espera un ejército de abogados con sus demandas, éstas sí bien preparadas para ser presentadas. Habrá que esperar para ver en qué queda, cómo se aplica, a quién afecta y si realmente sale adelante cuáles será sus efectos reales sobre el precio de la luz. Ya no habrá que encender la calefacción, habrá más horas de luz y sí se usará, el que pueda pagarlo, aire acondicionado. Igual si tardan un poco más, no notaremos el “superchulo” tope del precio del gas hasta octubre.

El superchulo tope del precio del gas

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