Reflexiones

Y es que si la copa de España se juega en Arabia Saudí y el Xacobeo se puede hacer a gusto del consumidor -por ejemplo dos años seguidos – algo pasa y, por lo que observo, a nadie le parece raro.


Ahora tenemos el asunto de la carne como si no supiéramos que la hay de primera y de segunda, como el coñac y las prendas de vestir, pues ya Amestoy nos decía en aquella tele de blanco y negro que “hay otras cosas mejores pero son más caras”.


No se trata de que “España es diferente” sino que estamos sujetos al mercado y la reflexión vale para la política.


Ahí tienen ustedes las últimas “enquisas” donde el quince por ciento de los votantes del PP prefieren arrimarse a la extrema derecha y a un porcentaje importante en el PSOE –dieciocho por ciento – no le gusta el gobierno pues cree que se inclina en demasía hacia la izquierda.


Sobre estos datos reflexionan estos días los politólogos –y ponen la oreja en movimiento los políticos– pues creen que el electorado, los votantes uno por uno, sacan a relucir sus contradicciones mientras los economistas muestras sus contradicciones según sople el aire hacia la izquierda o la derecha y ustedes ya me entienden.


Nos dicen los que saben de esto que los españoles en general votamos “contra” más que votar a favor. El hombre, dice el famoso chiste, es el único animal que tropieza dos o tres veces… con el mismo voto. Y al final, repasemos la más reciente estimación de escaños que nos ofrecía El País, donde el PSOE resiste en cabeza pero la derecha del PP y VOX pueden sumar más votos que la izquierda, aunque tienen el salvavidas –o el comodín que dicen otros – de los actuales socios a los que fustiga el PP como si ellos no contaran también con muletas.


Es curioso, por otra parte, que la ciudadanía, en esas propias encuestas, la mayoría de los acuerdos tomados por el gobierno –como el salario mínimo vita, el apoyo a la eutanasia, etc. – pero a la vez son muchos los que no se sienten cómodos con los socios de Sánchez, aunque son muchos también quienes opinan que han sido estos precisamente, los que mueven a los electores de izquierdas.


Por eso, con este clima, cualquier cosa –pongamos el asunto de la carne y las macro granjas– se convirtió en arma arrojadiza…

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