En una interesante tertulia de la Sexta el sábado pasado uno de los presentes –por cierto economista– y en pleno debate pronunció la frase clave que da título a estas líneas Exactamente se refería a lo que se conoce como “estado de bienestar” y que según las reglas del centro izquierda que pusieron en marcha lo anunciado se trata, a grandes rasgos, de ofrecer a ciudadano sanidad y educación pública, un salario mínimo suficiente, un subsidio para aquellos que lo necesiten y unas pensiones dignas.
Pero, no nos engañemos, esto necesita una fiscalidad que, vía impuestos, proporcional según los ingresos de cada cual.
Tal vez las cifras sean distintas hoy pero hace años era el sudor de los trabajadores era el setenta por ciento de los ingresos de la hacienda pública y el otro 27 por ciento lo cubrían los dueños del dinero.
Se trata pues, quedó claro en ese debate, de que cada cual participe en la tarea común de una sociedad mejor y más igualatoria con una parte justa de sus beneficios. Para ello hace falta, donde no llega la solidaridad de los contribuyentes, una inspección cabal desde las administraciones.
El verdadero patriotismo está en la cartera y no en la banderita que adorna algunas muñecas. Y para eso hay que bucear en la llamada economía sumergida y revisar la ingeniería económica de los que tanto dicen saber. Allí donde no llega la verdad que se presenten los inspectores.
Pero además tiene que quedar muy claro que ese mensaje que repite la derecha pidiendo bajar los impuestos, es un intento de ayudar a la capital – sanidad y educación privada, que es una de las razones, la principal seguramente, de las desigualdades actuales.
Curiosamente el nuevo jefe de filas del PP soslayó el tema y no dio una pista de lo que nos ofrece un gobierno del PP. Fiel a su estilo don Alberto se puso de perfil y su postulación como nuevo héroe del PP tiene la fe como petición a los españoles.
Cuando sus heraldos nos hablan de sus éxitos en este lado del telón de grelos no recuerdan que se cerraron –según muchos sanitarios– alrededor de mil camas y que cientos de padres recurren ante la justicia que más de veinte mil alumnos con necesidades educativas se quedan sin ayudas gracias a las políticas de la Xunta que hasta hoy mismo ¿o no? preside el señor Feijóo que pronto peregrinará a Madrid…