No recomendable

Viajar en compañía política de Pedro Sánchez, no es recomendable, se trata de un personaje de novela de ficción y es interesente su actitud y recorrido, tiene cuerda para rato y hace un perfecto juego político en el cual se mueve como pez en el agua, sin arredrarse un ápice de todo cuanto dice, cuenta o niega, es por tanto, muy curioso en todas sus complejas tareas. Su desparpajo es complejo y llamativo a la vez, parece asumir el perfecto papel de bufón en una corte medieval, llevando y trayendo sus noticias y rumores al rey, al cual necesita para completar su papel político y no echar por tierra lo ya ganado, esperando alcanzar la meta perseguida de prorrogar el mandato hasta el final de la legislatura, después ya se verá como queda el mapa político español.


Se trata de un personaje que parece salido de la época decimonónica, dice lo que la gente quiere oír, aunque luego no lo cumpla, lo deje sin hacer o en mitad del camino, le da igual, tiene muchas opciones y tantas respuestas que unas ensombrecen a las otras.


Tiene cariacontecido a todos los que le rodean, quita y pone a su antojo para que nadie le haga sombra y no asegura el asiento a ninguno de ellos, cuando estima que no tiene confianza en un determinado cargo, lo reemplaza de inmediato. Es como la vida de novela de un perfecto personaje tipo Maquiavelo, Shakespeare o Tirso de Molina y más cercano en el tiempo en la época de siglo XIX, que en el XXI, en la corte Isabelina junto con otro gran personaje de entonces como era Romanones, en cuyo tiempo no hubo político alguno que hubiese alcanzado tan grandes cotas como las logradas por este atípico personaje de nuestros días. En palabras del Conde a día de hoy también como entonces, exclamaría “Vaya Tropa”.

No es para menos, se trata de una persona de gran capacidad de aguante y resistencia, en las cortas y medias distancias, de mirada fría y calculador, no se deja intimidar, disimula bien la crítica. Abusa del poder político a su modo y conveniencia, alegando siempre que la ocasión se lo permite “Soy el Presidente”. No se arrepiente de nada y tampoco se excusa de sus errores, ni de la falta de actitud en su inacción cuando se le necesita, delega en las autonomías los problemas más graves, como el caso sanitario de la Pandemia y cada cual tiene que recurrir al Tribunal Supremo, para tener autoridad en poner en marcha, tal o cual medida.


Es por tanto una figura de estudio y determinar su capacidad que no es poca. El partido socialista, solo mantiene las siglas, no su ideario, fue expulsado y regreso con ímpetu, hizo los cambios que él quería y cambio el histórico partido, por uno a imagen y semejanza suya, ahora él es el que manda, quita y pone a su antojo, se ve como un tipo arrogante, cínico, educado hasta cierto punto y sobre todo muy ambicioso, el poder es su máxima expresión. Toda una figura de nuestros días para estudio de los psicólogos políticos y quienes pueden dar mejor que nadie en la diana sobre su estudio global. Da mucho juego y estará ahí hasta el final de la legislatura, si nada se tuerce con su alianza depositada sobre los partidos radicales, unos y otros se necesitan.

No recomendable

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