Y no está loco

Una de las opiniones que más se escuchan estos días referidas a Vladimir Putin es que está loco. No lo comparto. Creo que no está loco, y que calificarlo como tal en realidad disminuye su responsabilidad criminal en la invasión de Ucrania.


Putin sabe lo que quiere e intenta conseguirlo a la fuerza. Y lo que quiere no es otra cosa que no sentir el aliento de la OTAN en el patio trasero de su casa, es decir, de Rusia, y al que sus delirios de grandeza le llevan a querer recomponer el área de influencia de lo que en tiempos conformó la afortunadamente extinta Unión Soviética.


De hecho lo venía advirtiendo sin que en Occidente lo tomaran en serio. Nuestros gobernantes parecían pensar que una cosa eran sus tejemanejes con Osetia del Sur y Abjasia e incluso anexionarse Crimea y otra muy distinta desencadenar una guerra contra Ucrania provocando un desastre humanitario por el coste en vidas y desplazados.


No, no es un loco que no haya sido capaz de calcular las consecuencias de la invasión a Ucrania. Puede que no esperara que Occidente, por una vez, fuera capaz de cerrar filas de manera inmediata y someter a Rusia a un asedió económico que tendrá consecuencias graves sobre todo para el pueblo ruso. Y puede que tampoco esperara la resistencia heroica de los ucranianos.


Pero de lo que está seguro es que Occidente no dará ni un paso de más porque eso supondría el inicio de la III Guerra Mundial, y, mientras que él es un autócrata que hace y deshace a su antojo, los gobiernos democráticos tienen que tener en cuenta sus opiniones públicas.


Así que se aprovecha de esa realidad para destrozar un país en el que está sembrando un odio hacia Rusia difícil de superar.


Si antes había ciudadanos ucranios con el alma dividida entre Ucrania y Rusia, ahora todos a una sienten ira y odio por el invasor.


Puede que Putin gane la guerra pero ha perdido a Ucrania para siempre porque el corazón de los ucranianos ya nunca tendrá ninguna pulsión positiva hacia Rusia.


De manera que, en mi opinión, no deberíamos de tratar a Putin como un loco porque los locos no saben lo que hacen y por tanto rebajaría su responsabilidad en el horror que ha desencadenado en Ucrania.

Loco es un calificativo demasiado benévolo para él.

Y no está loco

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