Coruña y Vigo rompen el pacto alcanzado en abril de 2015 para descentralizar la docencia y reclaman sendas Facultades de Medicina. El eco político no se hizo esperar. Entraron en danza los partidos, los alcaldes, las fuerzas locales, profesionales de la medicina de ambos lados y, como tantas veces, lo hacen guiados por criterios localistas. ¿Qué hay detrás de esta pulsión de duplicarlo o triplicarlo todo en un país pequeño?
La explicación “política” es la búsqueda de un “equilibrio territorial” mal entendido que en lugar de potenciar lo que hay, divide y reparte. A Coruña y Vigo (Lugo y Ourense ven cómo los localismos crean duplicidades y alimentan desigualdades) quieren lo mismo que ya tiene Santiago en una lógica que favorece a élites locales, pero nunca beneficia al conjunto. Recuerda los años sesenta del siglo pasado cuando llegaron los tractores y los vecinos de muchas aldeas, en lugar de unirse para comprar uno que hacía el trabajo de todos, compraban el tractor más grande que el del vecino y estaba parado casi todo el año porque las explotaciones no tenían dimensión, faltaba tierra para cultivar.
La lucha por las Facultades de Medicina parece responder más a criterios localistas que estratégicos para Galicia y suscita muchas preguntas. ¿Mejorarían la formación teórico-práctica de los futuros médicos? ¿Hay suficiente infraestructura hospitalaria y profesores acreditados para garantizar una formación e investigación de calidad en tres facultades? ¿Es necesario desdoblar o triplicar la facultad actual para remediar el déficit del sistema sanitario gallego?
La escasez de médicos en el Sergas es real, pero su solución no pasa por multiplicar aulas universitarias como si fueran tabernas. Entre otras razones porque una facultad de medicina requiere una estructura muy compleja y formar buenos profesionales no depende solo de ofertar más plazas, sino de una seria planificación, de contar con un cuerpo docente e investigador acreditado, laboratorios y recursos suficientes.
¿Necesita ahora Galicia tres facultades de medicina? ¿Puede sostenerlas con los problemas de financiación que tienen nuestras universidades? Galicia necesita un modelo que supere la fragmentación y busque la cooperación y visión estratégica entre ciudades, dotación suficiente a la facultad actual y una planificación universitaria que mire más allá de ciclos electorales. Cooperación también en otras infraestructuras, como la asignatura pendiente de los tres aeropuertos.
No se trata de tener todo en todas partes, sino de tener lo mejor en Galicia que esté al servicio de todos garantizando que todos tengan lo que necesitan. Esto necesita altura de miras y sentido común que supere el mal endémico de los localismos y mucha valentía para decir no a esta costumbre tan galaica de tener el tractor más grande que el del vecino.