En la calle Pastoriza número 14 se encuentra Santana, un local pequeño pero lleno de personalidad donde la calidad, la sencillez y el ambiente cercano marcan la diferencia. Detrás de este proyecto está Laura Martínez, una joven emprendedora que ha sabido darle a su bar un toque auténtico y acogedor, centrado en el tardeo y la buena compañía.
"Empecé trabajando como camarera desde los 18 años, pero nunca lo veía como primera opción. Estudié sociología y diseño de moda, pero hace un par de años la idea de tener mi propio bar empezó a rondarme por la cabeza", cuenta Laura.
Laura tenía claro que quería algo pequeño, manejable y sin socios. "Santana mide solo 27,5 metros cuadrados, es un local pequeñito, y eso me permitió controlar todo y crear un espacio muy íntimo y cercano”, añade.
El concepto de Santana sencillo: una carta corta con pocos productos, pero muy bien cuidados. “Creo que en esta ciudad, que abre tantos locales, triunfa más lo que está bien hecho y atendido que tener mil cosas y perder calidad”, afirma con claridad.
Su oferta gira en torno al vino, vermut, cócteles, cerveza y copas, con un enfoque en el tardeo, que a Laura le encanta. Sobre el picoteo, comenta: "Ahora mismo solo tenemos dos gildas, pero quiero hacer una carta rotativa con platos que elaboren amigos cocineros, siempre centrado en producto frío y fácil de elaborar porque el espacio no da para más”, añade.
Laura tiene muy presente la importancia de las buenas condiciones laborales en un sector que suele estar mal valorado. "Quería que mi trabajadora, que es una amiga, como yo, tuviéramos un buen sueldo y horarios razonables. Es básico para que la gente quiera trabajar en hostelería”, afirma. Sobre el horario, Santana abre de martes a sábado desde las seis de la tarde, cerrando a las doce de la noche y los fines de semana a las dos de la madrugada.
Laura destaca que el bar invita a la interacción y la confianza. "La barra está abierta, la gente se sienta en las neveras, la estética es como una cocina de casa, muy cálida y sin protocolos. Quiero que tanto los clientes como los camareros se sientan cómodos para charlar y disfrutar”, añade.
La decoración, con un toque industrial, fue diseñada junto a Pepita Oliva, quienes aportaron esa calidez que hace de Santana un espacio especial.
Además, Santana ofrece la opción de reservar el local para eventos íntimos, una idea que Laura quiere potenciar para que sus clientes se sientan como en casa. "Cuando vi el local por primera vez supe que era perfecto. Me tiré a la piscina con algo pequeño que pudiera controlar y que tuviera un concepto claro. No quería complicarme con grandes inventos, solo ser yo misma y aportar mi granito de arena”, concluye.