El Deportivo pierde la esperanza

El Deportivo pierde la esperanza
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El Deportivo sigue desangrándose y hace perder la esperanza a los más optimistas con respecto al futuro. Da la sensación de que no puede ganar a nadie. Ayer, el modesto Extremadura desnudó a un equipo roto, carente de calidad, de ideas, de intensidad. Los mensajes de la semana previa al partido, los entrenamientos, parece que de nada valen. Pero lo peor es que también parece que nada valdrá, que no se reaccionará. Queda tiempo, sí, pero no hay síntomas de mejoría más allá de un par de partidos incompletos. Poco más.

A los cinco minutos el Depor ya perdía por 1-0. Un encuentro más comenzando por detrás en el marcador. Un envite más con una defensa haciendo aguas desde los primeros compases. Pinchi hizo lo que quiso por la banda, ganando línea de fondo y centrando para que Ale Díez anotase casi a placer ante un fallo colectivo en la zaga, más por falta de intensidad que por otra cosa. Por estar, como casi siempre ‘en las  berzas’.

Cuatro minutos después, a punto estaba de conseguir Pinchi el segundo de la tarde pero no llegaba a un balón centrado con ‘veneno’ en una contra de los extremeños. Luis César se desgañitaba en la banda con toda la razón. La evidencia de que el equipo no estaba a lo que tenía que estar la encontrábamos en una jugada ensayada, fácil, a la que Salva Ruiz no llegaba para centrar perdiendo una buen opción. El Extremadura metía una velocidad más al partido y el Deportivo no era capaz de igualar el aspecto competitivo. Si en esta categoría no eres intenso, agresivo, estás condenado.

Primer ataque
La primera opción de ataque del Deportivo surgió a los 19 minutos en una buena jugada de Borja Valle que Aketxe finalizó con un disparo a puerta interceptado por Casto.

Continuó el partido, intentó el Depor salir jugando a la pelota, pero el Extremadura sabía frenar a los blanquiazules, ayer de blanco, con los colores de Galicia. El Francisco de la Hera agradecía el enorme esfuerzo físico de los suyos, que eran capaces de defender con mucha fuerza jugando a la contra con velocidad.

Por si fuera poco, en ataque se sumaban los despropósitos y se pagaba demasiado caro. En una jugada con un remate fallido de Eneko Bóveda. El Extremadura contragolpeaba. Entre Caballo y Pinchi –cuñas de propia madera– se inventaban un ataque para que Zarfino anotase el 2-0. Minuto 33. El Depor caía a la lona. Noqueado. Batido.

Ni en un saque de falta lateral podía el equipo herculino crear peligro. El balón se iba directamente a las manos de Casto. Se entraba en el tramo final de la primera parte con más dudas que nunca, con nervios, sin ideas y, lo peor de todo, sin esperanza.

Con el 2-0, muy claro por juego y por méritos propios (más bien deméritos) se llegó a un descanso que los jugadores parecían anhelar. Nadie dio sensación de competir bien en los primeros 45 minutos en los que el equipo coruñés dilapidaba gran parte de sus opciones de sacar algo positivo de Almendralejo.

Cambios obligados
Luis César tenía que hacer algo para evitar, al menos, que siguiese la debacle, aunque es igual perder por dos que por cuatro cuando llevas (contabilizando el 2-0) 29 goles encajados. Dio entrada a Longo en la reanudación del partido retirando del campo a Mollejo y pasó a jugar con dos delanteros, y un 1-4-4-2 como sistema de referencia. El equipo necesitaba un gol como fuera para meterse en el partido. Sin embargo era el Extremadura el que salía, de nuevo, atacando la portería coruñesa.
Respondió el Depor a los 50 minutos con un cabezazo de Koné que detuvo sin problemas Casto. Poco bagaje ofensivo, muy poco.

La sensación de impotencia aumentaba cuando Ale Díaz recorría medio campo desde su posición de lateral, lanzaba un disparo desde la frontal, y hacía intervenir a Dani Giménez. La bronca del portero a los suyos por ‘no hace nada’ ante tal situación era monumental. Un indicador claro de cómo están las cosas.

En la siguiente acción Koné intentaba sorprender, desde lejos, a Casto pero el arquero estaba atento y con tiempo para reaccionar. A la hora de partido el sentimiento deportivista era claro: No hay nada que hacer.

Para revertir este pensamiento, el entrenador blanquiazul dio entrada a Christian Santos y ubicó en punta a tres delanteros jugándose el todo por el todo. Poco más se podía intentar. El Extremadura estaba cómodo, defendía con criterio, tenía estudiado al equipo galaico y no pasaba apuros. Además, con tres centrales, los puntas coruñeses estaban vigilados uno a uno.

No obstante llegaron los mejores minutos del Depor, con dos ocasiones y, sobre todo, una detenida por el meta local a los 67 minutos. Koné capitalizaba el ataque.

La siguiente acción desde el banquillo fue la entrada de Beto da Silva por Vicente. Cinco hombres de ataque y cinco de defensa; el equipo partido. Tan pronto se realizó el cambio, el Depor dispuso de dos ocasiones seguidas en la misma jugada pero no fue capaz de anotar ante una nube de defensa y las manos de Casto.

El encuentro acabó como empezó, con el plantel herculino descabezado, roto por completo y superado. El declive desde hace unos meses es evidente. El club está a punto de estallar.

El Deportivo pierde la esperanza

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