De la reacción a la frustración

De la reacción  a la frustración
deporte campeón-2019-09-19-002-45f6c602

El Depor sigue instalado en la montaña rusa del fútbol, regala al principio, consigue ‘arreglarlo’ y cuando parece que tiene el partido en la mano, le marcan dos goles en cinco minutos... los finales. Para temblar...

No empezó bien el equipo, o arrancó mejor el Numancia. Los sorianos manejaron los primeros minutos con una peligrosa presencia en el área de castigo herculina. Para ser Riazor, el guión no era el esperado con el equipo numantino sin ningún complejo, jugando por dentro y por fuera.

El plantel de Anquela intentaba cortar las acciones rivales para salir rápido en busca del área castellana, pero el Numancia estaba mucho mejor posicionado, recuperando bien el esférico, interpretando –en definitiva– mucho mejor este inicio de envite.

A los 11 minutos avisaba Mateu con un disparo que se marchaba cerca de la escuadra mientras la sufrida afición local se frotaba los ojos. Acudiendo a un tópico muy nuestro, el Depor, ‘ni la cheiraba’.

Segundos después el cuadro visitante botaba un córner, mal sacado y, ante la lentitud absoluta de los herculinos, marcaba Escassi el 0-1 que dejaba absolutamente noqueado al conjunto de Anquela. Increíble, pero cierto. La parsimonia, el no jugar ‘a nada’ en el arranque, ponía al Deportivo, como siempre, en desventaja con un mundo por delante.

 

Acongoje con el VAR

Riazor contuvo la respiración cuando el VAR analizó un posible penalti, a los 18 minutos, por manos de Montero. Finalmente no se decretó la pena máxima que, de ser anotada, hubiese supuesto el 0-2. El estadio coruñés seguía sin creerse lo que estaba viendo.

Intentó ser algo más protagonista el equipo de Anquela pero los de Luis Carrión demostraban, a cada acción, que están bien entrenados, saben a lo que juegan, cómo jugar y funcionan como un bloque.

El Depor intentaba hacer lucir su clase, pero no lo conseguía. Mediada la primera parte la estadística era demoledora. El equipo blanquiazul no había disparado a puerta y el cuadro rojillo llevaba cinco, con el consabido 0-1.

El primer intento lo realizó Koné con un cabezazo a un pase bien tirado de Mollejo. El balón se fue alto pero, al menos, inauguró el casillero de acciones ofensivas finalizadas el cuadro coruñés.

Al cúmulo de errores se sumaba, además, la escasa iniciativa para generar fútbol, para hacer, al menos, lo mismo que el rival, pero por momentos la ‘nada absoluta’ asomaba en un campo que está más que acostumbrado a sufrir desde hace algunos años. Pocas alegrías se ha llevado la afición de Riazor últimamente, y ayer apuntaba a un fiasco más, aunque siempre se confía, aunque sea por deportivismo, en el equipo, y está claro que este Depor. Por fe, que no sea. A los 36 minutos buscó un disparo Koné que se marchó cerca del poste derecho de Dani Barrio. Era el segundo ensayo del costamarfileño y de su equipo. Ninguno de los dos tomó dirección entre los tres palos.

En el 43’ el Numancia rozó el 0-2 con una jugada en la que parecía el Liverpool en el área del Depor. Salvaba sobre la línea de gol David Simón a disparo de Higinio. El sufrimiento era total. El cuadro de Anquela no hacía nada bien, ni defender ni mucho menos atacar. La pitada de Riazor cuando se llegó al descanso dejó claro lo que la grada sentía. Impotencia total.

El equipo captó el mensaje y salió al campo de una manera bastante distinta a la del inicio. No es que fuese difícil superar lo realizado en el primer periodo, pero se veía más fluidez. A los 48 minutos Mollejo empataba el partido al recibir un centro de Aketxe y establecía las tablas de la esperanza en el feudo deportivista.

El guión cambiaba de manera definitiva y el cuadro de Anquela se echaba encima de la meta numantina, que defendía como en su histórico pasado, con todo y con efectividad. Pero el Depor atacaba y atacaba bastante bien.

A los 55 minutos Aketxe mandaba un fogonazo desde 35 metros, de falta directa, el balón botaba ante el meta rival y anotaba el 2-1 dando la vuelta al partido. A pesar de haber entregado el primer tiempo, ahora sí, la calidad coruñesa se imponía. De hecho, dos minutos después, el vasco estaba a punto de anotar el 3-1 en una jugada en la que sacaba una falta, más escorada, pero parecida a la acción del 2-1.

En los siguientes minutos hubo ocasión de anotar más goles, primero Mollejo, que no llegó a un remate en la línea de gol, luego Vicente, con un tibio cabezazo... la buena noticia es que el Numancia parecía noqueado, como estaba el Depor en la primera parte, pero a la inversa.

A los 80 minutos Aketxe botaba una falta que derribaba por impacto a Alain, pero el balón seguía en juego, se iba al área y el colegiado señalaba penalti por manos de Derik en el área. Koné se encargaba de hacer el 3-1 antes de ser expulsado. Y cuando todo parecía sentenciado, en el 88 el Numancia se enganchaba al partido con un gol de Derik que volvía a poner al público en pie... por los nervios, no por el fútbol. En el 93 los numantinos empataban merced a un tanto de Escassi y desnudaban por completo a equipo coruñés, dejando sus despojos a la vista.

Despojos que, de no remendarse, no ofrecen nada de optimismo sobre el futuro de un equipo que sigue empeñado en jugar poco, en cantidad y en calidad.

De la reacción a la frustración

Te puede interesar