El Concello de Culleredo ha iniciado los trabajos de renovación del alumbrado público en la avenida de Fonteculler, dentro de su plan de modernización de la red de iluminación municipal. La actuación supone el cambio a tecnología LED de 63 puntos de luz, desde el límite con A Coruña hasta la glorieta frente a la sede de la Policía Local.

El proyecto cuenta con una inversión de 206.280,80 euros, cofinanciados por la Deputación da Coruña, y busca mejorar la eficiencia energética, aumentar la calidad lumínica y reducir el impacto ambiental.

El alcalde, José Ramón Rioboo, ha señalado que esta intervención representa “una notable mejora de las prestaciones lumínicas de la avenida”, al tiempo que subraya que “apostar por una tecnología eficiente como el LED conllevará un ahorro importante en el gasto eléctrico a medio y largo plazo”.

Ahorro y control inteligente

Además de la sustitución de luminarias de vapor de sodio por luces LED, la actuación incluye nuevos centros de mando con telegestión, que permitirán detectar incidencias en tiempo real y ajustar los horarios de funcionamiento de forma más eficaz. Este sistema facilitará la optimización del consumo energético y una respuesta inmediata ante averías.

Los nuevos puntos de luz, ya visibles en algunos tramos de la avenida, tendrán una altura de 13 metros y estarán fabricados en acero galvanizado para garantizar mayor durabilidad y resistencia a la corrosión.

Según estimaciones técnicas, el cambio a iluminación LED puede suponer hasta un 40% de ahorro en el consumo eléctrico, uno de los principales costes de mantenimiento para las administraciones locales.

Plan de humanización

Esta intervención forma parte del conjunto de medidas de humanización que el Concello está desarrollando en Fonteculler, como la mejora de la calle Rafael Alberti, que actualmente también se encuentra en ejecución.

Rioboo ha recordado que el objetivo del gobierno local es “hacer de Culleredo un municipio más sostenible, accesible y eficiente”, poniendo el foco en actuaciones que mejoren tanto la calidad de vida como el uso racional de los recursos públicos.