Los vecinos denuncian que se extiende el fenómeno de los “microbotellones”

Los vecinos denuncian que se extiende el fenómeno de los “microbotellones”
Jóvenes bebiendo en los bancos de la plaza de Lugo, tras adquirir las bebidas alcohólicas en locales de la misma calle | javier alborés

Los últimos botellones celebrados en los jardines de Méndez Núñez han vuelto a poner el fenómeno de actualidad. Asociaciones de vecinos y oposición denuncian los problemas que suponen tanto para las diversas especies vegetales de la zona verde como para el mobiliario urbano (como por el ejemplo, el reloj floral) así como las grandes cantidades de basura que se recogen los viernes y los domingos. Pero aunque la atención se centra en los jardines, son muchos los vecinos que también denuncian molestias por los “microbotellones” que se repiten por el centro de la ciudad, en las plazas que acogen bares, muchos de ellos de pequeño tamaño, cuya clientela no tiene ningún obstáculo para salir a la calle con la copa y beber allí, convirtiéndose de hecho en una especie de terrazas ilegales.
Precisamente, uno de los afectados denunció la situación la semana pasada, durante un debate que tuvo lugar en el Sporting Club Casino, organizado por la asociación metropolitana Coruña 3.0. En su intervención, el afectado recriminó a la concejala de Participación Ciudadana y Juventud, Claudia Delso (que representaba al Gobierno local en la mesa redonda) que no se hiciera nada para poner coto a un problema que se ha adueñado de las pequeñas plazas que salpican el centro de la ciudad.
La principal queja de este vecino era el ruido que produce la gente en la calle, incluso a altas horas. “Están por todas partes, en Santa Catalina, en la Cormelana. Hay niños que tienen que dormir con tapones en los oídos”, reprochó a la concejala al tiempo que acusaba al Ayuntamiento de entregar licencias de hostelería a locales pequeños, lo que no hace más que fomentar el problema que afecta a otras partes, como la Ciudad Vieja.
Su presidente, Pedro Roque, que también estuvo presente en el debate, reconoció que le han llegado muchas quejas de los vecinos que residen en la plaza de Azcárraga, también por el ruido generado en lo que denominan “terrazas ilegales”.
Con el buen tiempo
En realidad, no se trata de un problema nuevo. Lo normal es que se limite solo al verano, cuando el ocio nocturno tiene su época de auge, pero los residentes de las zonas céntricas han tenido que soportarlo durante más tiempo este año debido a las altas temperaturas y la escasez de lluvias que se han mantenido hasta ahora. Existen ordenanzas municipales para controlar la consumición de bebidas alcohólicas en la calle, pero los afectados aseguran que no se está poniendo en práctica. Sobre este particular, el Ayuntamiento adopta una actitud equidistante y el alcalde, Xulio Ferreiro, señaló que debe buscarse un “equilibrio”.
Pero quien ha actuado como portavoz del Gobierno local en esta cuestión es Claudia Delso, quien ha insistido en repetidas ocasiones en que hay que evitar el “alarmismo” y en que considera que el fenómeno del botellón se ha estancado en los últimos años con algunas noches excepcionales, en las que la asistencia es mayor, como al pasada noche de Samaín, cuando se produjo el último atentado vandálico contra el reloj floral.
Para Delso, resulta evidente que “vai seguir habendo botellón. Haberá que regulalo e que seguir traballando para que non sexa a única alternativa de ocio para que non sexa a única maneira de divertirse”. Pero recuerda que, si se expulsara a los jóvenes de Méndez Núñez, el fenómeno se reproduciría en otro lugar: “Téñoo clarísimo”.
Alternativas
Su Concejalía insiste en programas de ocio alternativos (que ya habían puesto en práctica anteriores gobiernos locales) y pone como ejemplo a Gijón en los años noventa. Mientras tanto, llevan a cabo medidas paliativas como instalar diez o quince contenedores de basura para que se recojan los desperdicios en Méndez Núñez y la Policía Local aumenta la vigilancia del botellón los jueves y los sábados.
Pero los “microbotellones” son un asunto totalmente distinto. La Policía Local también vigila el cumplimiento del horario de los locales de ocio, pero no que los clientes se dediquen a beber en el exterior. Solo la lluvia parece poner coto a esta práctica. l

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