La larga historia de la traída de aguas coruñesa

La larga historia de la traída de aguas coruñesa
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Hoy en día al haber agua corriente en todos y cada uno de nuestros hogares, nos olvidamos de que se trata de un bien primordial y escaso. Pero tampoco nos asomamos a la historia para conocer sus antecedentes, hace sólo cien años, las gentes se tenían que abastecer del agua en las fuentes y lavar sus ropas en los lavaderos, esto sucedía hace poco tiempo, ya que una centuria en la historia humana no es absolutamente nada y así se vino haciendo desde la noche de los tiempos hasta que el disponer de agua corriente en nuestras casas se convirtió en lujo, que acabó siendo un servicio de primera necesidad, para terminar por convertirse en básico para nuestras necesidades y que revierte en una mejor salud para todos los humanos.
Pero hasta llegar a este punto del que disfrutamos sin apenas pensar en ello, hay que recorrer un largo y penoso camino. Toda esta historia da inicio en el siglo XVI, con la primera traída del agua de los manantiales de Vioño a las fuentes de nuestra ciudad; luego estará la construcción de la traída que hoy en día conocemos y que principia en 1880, cuando en el mes de junio el Ayuntamiento acuerda la formación de un proyecto de traída y distribución de aguas a La Coruña, celebrando un concurso para su estudio. La única propuesta que se presenta es la del ingeniero de caminos, Juan M. Fernández Yáñez, a quien se le encomienda el proyecto, el cual entrega el 10 de agosto de 1882, recibiendo por su trabajo la cantidad de 25.000 pesetas. El premio ofrecido.

solicitud
Solicitando entonces el Ayuntamiento la aprobación por parte de la superioridad de la concesión de agua del río Barcés, que le es otorgada por Real Orden del 1 de mayo de 1885. Saliendo en junio de 1888 la obra a concurso para la admisión de propuestas, sin presentarse oferta alguna, pese a ser publicados los anuncios en la Gaceta de Madrid, Boletín Oficial de la Provincia y diarios locales, repitiendo los mismos en 18 de mayo de 1890 con igual resultado.
Cuando el Ayuntamiento medita la forma de proceder, acuden a la Alcaldía dos avispados empresarios, Ernest John Bayliss y Roberto Baldelló, quienes presentan una propuesta que luego modifican por otra definitiva el 1 de diciembre, mediante la explotación del servicio por 75 años.
No tardan en transferir la concesión a la compañía inglesa The British and Foreing Trading Company Limited, que es admitida por el Ayuntamiento el 31 de agosto de 1891, la cual propone diversas modificaciones que son aceptadas y cuya escritura se verifica el 20 de junio de 1892 ante el notario José Pérez Porto.

traspaso
Poco tiempo estará en sus manos, ya que el 23 de febrero de 1893 es traspasada a la sociedad también inglesa The Corunna Waterworks Company Limitd, por medio de escritura otorgada en Londres, ante el cónsul general de España. Desde ese momento los problemas municipales no paran de crecer; así el 26 de enero de 1895, la compañía concesionaria, después de promover una de sus acostumbradas peticiones para variar las condiciones del depósito de distribución, deja las obras abandonadas cuando apenas las había iniciado, siendo las oficinas desahuciadas por falta de pago y los empleados y obreros que utilizaba la empresa se convierten en acreedores por los sueldos y jornales devengados.
En vista de ello, el Ayuntamiento encarga a su arquitecto los días 11 de enero y 8 de febrero de 1899 un informe acerca del estado de las obras, quien comunica que las mismas están totalmente paralizadas, siendo en ese momento cuando el Ayuntamiento descubre sus problemas con la fianza depositada, que no se ajustaba a la garantía, por ser títulos de deuda amortizable admitidos por todo su valor nominal, en lugar de sólo por el precio de cotización oficial, declarando el municipio el 30 de agosto la rescisión del contrato y caducada la concesión otorgada.
Así las cosas, el 18 de marzo de 1903 Manuel Lugrís, dirige un escrito al ministro de Agricultura, Industria y Obras Públicas, se declare la concesión otorgada caducada para desviar del río Barcés 100 l/s de agua con destino al abastecimiento de esta capital, la cual se aprueba el 13 de junio y el 18 de noviembre el Ayuntamiento garantiza a la nueva sociedad Aguas de La Coruña, contra toda reclamación ulterior por parte de la compañía inglesa, cuyo contrato queda definitivamente invalidado por la justicia el 8 de febrero de 1912.
Los primeros en recibir la nueva traída serán los vecinos de la zona centro, que pueden contar con agua corriente en sus casas en 1910 que se irá ampliando paulatinamente a toda la población. En 1936, se solicita el aumento del caudal a 200 l/s. En 1949 sé amplia a 375 l/s, en los años posteriores el caudal procedente del río Mero y arroyo del Pingüela, aumenta hasta los 525 l/s en 1965.
Produciéndose la municipalización del servicio de aguas en 1966, al hacerse efectiva la dimisión de su presidente, Demetrio Salorio Suárez, al año siguiente el Consejo de Administración, presidido por Pedro Barrié de la Maza, sigue el mismo camino, tomando el Ayuntamiento las riendas de la compañía de Aguas de La Coruña en 1967, que pasa en 1978 a denominarse Emalcsa (Empresa Municipal de Aguas de La Coruña).

La larga historia de la traída de aguas coruñesa

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