Pensaba pasar la noche con él, pero no de esa manera. Según fuentes policiales, el vecino del Orzán que se habría traído un prostituto a su casa permaneció encerrado en su cuarto de baño toda la velada y no se atrevió a salir hasta el día siguiente, cuando estuvo seguro de que el joven (cuyos servicios este asegura que había contratado) y que le había agredido, había abandonado su domicilio tras llevarse varias de sus pertenencias. Poco después, el individuo en cuestión, de 25 años, fue detenido por el 092, después de haber sido descubierto en las inmediaciones, como sospechoso de los delitos de robo con violencia e intimidación y violación de morada.
Todo ocurrió en la noche del lunes al martes. Ese día, a las once de la mañana, un vecino que le escuchó pedir auxilio llamó a la Policía Local, que envió un coche patrulla. Ya en el lugar, los agentes accedieron a la vivienda y la víctima les contó su versión de lo ocurrido: era de madrugada y se disponía entrar en su casa cuando fue abordado por un hombre que le habría obligado a entrar a empujones. Ese desconocido le habría tirado al suelo y agredido con una lámpara de bronce, y por eso se refugió en el cuarto de baño.
Durante la larga noche que siguió a la agresión, escuchó como su agresor se movía por las habitaciones hasta que, por fin, estuvo seguro que se había marchado. Entonces salió a la terraza y pidió auxilio a gritos.
entre los curiosos
La víctima estaba proporcionando a los policías una descripción de su agresor cuando este lo identificó entre la multitud de curiosos que se había reunido frente a la casa intrigados por la presencia de los coches patrulla. Los agentes municipales entraron en acción y lo abordaron.
El joven aportó una versión muy distinta: había llegado a un acuerdo con la presunta víctima, que le había llevado a su casa y, una vez allí, empezaron a discutir por las condiciones de su acuerdo y él acabó llevándose como pago un móvil, un reloj de pulsera y una tarjeta de crédito
Todos estos objetos los tenía en su poder y fueron confiscados por los policías. Pero, dado que constituían una prueba de robo y porque cometió varias incoherencias en su relato (como la lámpara de bronce que habían hallado rota en el suelo), los agentes decidieron detenerle y llevárselo a la comisaría, para después denunciarlo ante el juzgado de guardia y meterlo en los calabozos de la Policía Nacional, a disposición judicial.
En cuanto a la presunta víctima, fue trasladado a un centro médico para que fuera atendido de las lesiones de carácter leve que presentaba.