Es la única romería que se celebra en Cambre y una de las más concurridas del entorno más cercano a la ciudad de A Coruña. San Bieito de Anceis atrae cada año cientos de visitantes de toda la comarca, e incluso de las de Betanzos y Bergantiños.
Los motivos de su éxito son un santo ‘milagreiro’, ceremoniales extraordinarios y una costumbre centenaria transmitida de abuelos a nietos que, con algunos años de diferencia, reiteran las súplicas, insisten en los agradecimientos y renuevan el ‘rito do paso’, uno de los elementos más curiosos de este San Bieito. “Hai que cruzar un número impar de veces, un mínimo de tres”, explica Marisa, una de las encargadas de organizar los actos alrededor de la romería, que se inician con el traslado del santo desde la iglesia de San Xoán de Anceis.
La capilla, que está cerrada el resto del año, se emplaza en la aldea de Mercurín. Hasta allí trasladan los vecinos a San Benito desde San Xoán de Anceis. La víspera, con las imágenes de San Marcos y la Virgen de Fátima, acompañados por los vecinos y en cumplimiento de una tradición centenaria recuperada hace unos años en Cambre.
Con dos citas en el calendario, la de la Festividad de San Benito Abad, el día 11 de julio (San Bieito ‘Pequeno’), y esta del Santiago Apóstol (‘Grande’), a esta romería suelen acudir solicitando mediación para curar distintos males, pero sobre todo cutáneos, de los que dicen es ‘avogoso’ y con esta intención encienden velas, pasan sus pañuelos por el rostro del abad y entregan exvotos, que recogen los voluntarios de San Bieito. “Os que máis demanda teñen son os corpos enteiros”, señalan una de las vendedoras, instalada en la Fonte do Santo, en el mismo Mercurín.
María tiene más de ochenta años y acude con su hija, sus nietos y sus bisnietos, que nunca antes habían estado allí y emocionan a la octogenaria al atravesar el ventanuco: “Eu viñen cos meus pais sendo nena e, desde entón, nunca fallei”, comenta esta vecina de Carral. Con ella, sus bisnietas, Amara y Martina.