Sickeeper, la agrupación metal nacida en Betanzos hace más de un decenio, acaba de editar su segundo disco: ‘Acclaim the Machine’. Un álbum conceptual que cuenta con la colaboración de algunos ‘veteranos’ y está disponible desde hace unas semanas en todas las plataformas digitales y también en vinilo y CD. 
 

Además, aunque sus componentes están centrados en acciones de promoción, tienen casi cerrada su presentación en directo en A Coruña y en YouTube puede verse el extraordinario videoclip grabado en Lalín de uno de los temas de los nueve que lo configuran: ‘Dominion’. “Una experiencia visual oscura y poderosa que combina a la perfección con la intensidad de nuestro sonido”, señalan desde Sickeeper. 

“En este trabajo hemos plasmado nuestras inquietudes sobre el impacto que la tecnología tiene en nuestra vida diaria, esa sensación de estar en un sistema que lo sabe todo sobre nosotros y que, poco a poco, se apodera de nuestras decisiones, emociones y hasta nuestra privacidad”, comenta la voz de la agrupación, el betanceiro Lucas Blanco.

En su debut discográfico, en 2018, ya revelaron una enorme calidad musical, que tanto entonces como ahora combinan con la crítica social que manifiesta cada uno de sus temas, como el mencionado ‘Dominion’; ‘Acclaim the Machine’, que da nombre al trabajo, o ‘Lost’. 

Lucas Blanco, que además de vocalista es el guitarrista de la banda, destaca el “salto de calidad en cuanto a arreglo de temas”, con un estilo más duro pero sin descuidar su esencia metal, convencido de que estamos ante un nuevo inicio para Sickeeper.

 

Incorporaciones

En cualquier caso, los cambios no se reducen al sonido y van más allá, ya que estrenan imagen, diseñada por la coruñesa Circle Print Studio, e incorporan nuevos músicos:  Iván Pardo, de A Coruña, como teclista, y Jairo Moreno a la batería, que se suman al betanceiro Lucas Blanco (guitarra y voz) e Iván Vázquez (bajo y coros), de Arteixo.

Para Blanco, exalumno del  Conservatorio Carlos López García-Picos de Betanzos, ‘Acclaim de Machine’ es un disco “más madurado, con un sonido más definido, cargado de riffs demoledores, solos poderosos y melodías pegadizas” que maduró durante años en los espacios de ensayo de Bellavista.