Monte de San Pedro, el laberinto de las sorpresas

Monte de San Pedro, el laberinto de  las sorpresas

seguro que todos los coruñeses están encantados de que se repare y reabra el laberinto de San Pedro. No es que sea una urgencia, pero a quién no le gusta tener la casa bonita para uno mismo, y si vienen visitas, ya ni te cuento. Con lo que nos chifla fardar y dar envidia al prójimo. El simbolismo y utilización de los laberintos ha sido tan diverso como las culturas que los realizaban –egipcios, griegos, mayas, romanos...–. Pero no fue hasta el Renacimiento que empezaron a relacionarse con los jardines, para goce y disfrute de nobles y reyes. A todos nos vienen a la mente los altos laberintos del palacio de Versalles, una de cuyas funciones –aunque parezca extraño dado el refinamiento del lugar y los lugareños– era aliviar las necesidades fisiológicas de los pobres nobles cuando estaban de guateque en palacio.

Pues igual, exactamente igual sucedía aquí, solo que nosotros no teníamos la excusa de que no hubiese baños cerca, que sí los hay. Así que ya sabemos: laberinto sí, pero pis-caca-culo NO. Sorpresas las mínimas, porfaplís. foto: El espectacular laberinto del monte de san pedro | martín regueiro

Monte de San Pedro, el laberinto de las sorpresas

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