La parroquia abegondesa de Viós es una de las poblaciones rurales de la comarca de A Coruña donde en los últimos años no han parado de llegar nuevos vecinos, gracias a la aprobación del Plan General de Ordenación Municipal y la construcción de nuevas viviendas. Uno de los recién llegados es Gueorgui Oganesian, músico y profesor armenio de 31 años que huyó de la ciudad en busca de un sitio tranquilo para poder tocar sin molestar a nadie.
Llegó a España con 16 años tras vivir en diferentes lugares del mundo y su primera parada fue Asturias –allí reside todavía parte de su familia–, donde comenzó sus estudios oficiales en el Conservatorio Julián Orbón. Pronto lo cautivó A Coruña y finalizó su formación en el Conservatorio Superior de Música, con la especialidad de improvisación jazz con saxofón. Pero practicar con el instrumento era una empresa complicada: “Siempre me ha gustado el campo y a mi mujer también, así que decidimos mudarnos a Crendes, en Abegondo, donde podía estudiar cuando quisiese, porque en Coruña siempre había líos cuando ensayaba. Al final hemos acabado en Viós casi por casualidad pero estamos encantados. Es un lugar muy tranquilo, nuestra hija disfruta de la naturaleza y hay un trato súper amable con los vecinos, nos ayudamos unos a otros”, explica el músico de grupos como los Hot Chocolates o la Savoy Club Big Band, entre otros, y que también ha colaborado con artistas como Susana Seivane.
Ha sido una de las piezas clave para poner en marcha el festival Aghora Viós, un evento con el que la asociación de vecinos de la parroquia busca promocionar el talento local. “Hay músicos en la zona y es bonito que puedan actuar en su casa”, dice.
“Me ofrecí a Pachi [Patiño] –presidente de la agrupación vecinal de Viós– para colaborar en todo lo que pudiese y mi pareja, que es psicopedagoga, igual. Si surge la posibilidad de hacer nuevas actividades relacionadas con la música y la juventud pueden contar con nosotros, y sería bueno que hubiese apoyo de las administraciones”, apunta.
Para Gueorgui Oganesian, lo que diferencia a Viós de otros lugares más poblados es el trato cercano de sus habitantes: “En las ciudades la gente ni se mira, no se saluda. Todo es más humano y si necesitas algo sabes que ahí van a estar”, asegura.
El músico pasa una “vida tranquila” en el campo, aunque reconoce que A Coruña tiene dos de sus sitios favoritos: el Jazz Filloa y el Garufa Club. “Las salas mantienen vivo el tejido cultural, apoyan a los músicos como no lo hace la política. Son como familia”, concluye.