Viaje a la nostalgia en el DeLorean de la generación EGB

Viaje a la nostalgia en el DeLorean de la generación EGB
Los responsables de Comercial Lagares, con sus tesoros | Quintana

Pasarse una tarde esperando la canción del momento; hacerlo con los dedos insertados entre las teclas Rec y Play y tener la habilidad necesaria para grabar justo entre la promoción y la alocución del DJ es uno de esos pequeños placeres que aún perviven en la retina de varias generaciones. Aquellas cintas de casette regrabadas hasta la saciedad, con títulos tan elocuentes como “Varios” o “Éxitos”, los más originales apostaron por el “De todo un poco”, son algunos de los productos que resisten la extinción gracias a espacios de la ciudad que mantienen lo analógico por bandera.

 

Un reproductor portátil de casettes cuesta entre 15 y 80 euros, mientras que las consolas que a comienzos de los 80 costaban 35.000 pesetas están ahora en unos 185 euros


Lejos de la neófita denominación de vintage, que sugeriría una  imitación de un tiempo pasado, son la pervivencia presente de ese pasado añorado. No demasiados coruñeses aciertan a señalar el nombre de Comercial Lagares, pero la mayoría proyectó sus ilusiones a través del escaparate de Rúa Nueva. Aquellos que lo hicieron como niños, ahora incluso peinan canas y acuden para mantener intactos sus hábitos. Lo sabe de sobra Pepe Gajino, quien desde hace más de cuatro décadas se encarga de dar un servicio único en un lugar que abrió sus puertas en 1957. “Nosotros somos referencia, los demás vienen por detrás”, asegura.

 

 

La radio, la mejor amiga


Y es que adentrarse en el callejón que lleva hacia el interior de la tienda es la sensación más parecida a montarse en un DeLorean. “Mucha gente joven viene buscando lo vintage, o bien recibe regalos de los padres o los abuelos a los que hacemos el mantenimiento”, explica. “Hay gente mayor que la mejor pastilla para dormir que encuentra es la radio”, confiesa, en un homenaje involuntario al periodismo de toda la vida.


Sin bajar del DeLorean, basta con poner destino calle del Doctor Fleming para plantarse en los ochenta, en un universo más acorde con Stranger Things o Los Goonies. En el año de Naranjito, 1982, abrió sus puertas Puerto Libre. También empresa familiar de toda la vida, Soraya Aller se encarga ahora de recoger las babas de los nostálgicos de la generación EGB. Y es que muchos cuarentones, iPhone último modelo en mano con cuenta Premium en Spotify, jamás han vuelto a sentir la misma emoción que les brindó su primer Walkman. Y si era auto-reverse, la experiencia alcanzaba el nirvana. “Los productos de antes duraban más. Ahora lo que tienen es que son más bonitos y modernos, pero la calidad y el sonido no tienen nada que ver con lo de antes”, matiza la encargada, que tiene en stock ediciones desde los 15 euros del más básico a los 80 de los pepinos con ecualizador. “Son productos originales que quedan en stock, los busca la gente mayor que aún tiene cintas, o coleccionistas que valoran lo que está sin usar”, dice Aller.

 

“Los productos de antes duraban más, ahora son más bonitos, pero la calidad y el sonido no tienen nada que ver con aquellos”, dice Soraya Aller, encargada de Puerto Libre

 


Casio es a los analógicos lo que la manzana a los modernos. La oferta de Puerto Libre es tan vasta que, curiosamente, sí ha digitalizado sus servicios. En internet ha encontrado un amplio nicho de mercado. “Tenemos nuestra propia tienda online, con cosas difíciles de encontrar como cámaras de fotos con carrete, cintas de vídeo Beta (a 3 euros), casettes (a un euro la unidad) y VHS (a cuatro euros)”, subraya.

 

 

Atari, la joya de la corona


El rey de la sala lo es por la cantidad de niños que en la época de los recreativos tuvieron el no por respuesta cuando pidieron a los Reyes Magos una consola Atari 2600. Hoy pueden resarcirse por 185 euros. En 1982 35.000 pesetas eran más o menos lo mismo, aunque aplicando las reglas del encarecimiento de la vida suponían en proporción unos 900 euros de ahora.


La única concesión que tanto Comercial Lagares como Puerto Libre han dejado a la vida moderna son los teléfonos móviles. Con una condición: Que sirvan solamente para llamar y con las teclas bien grandes. Y es que también es nostalgia no recargar el teléfono celular en varios días, algo impensable hoy. 

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