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sábado | 27 abril | 2024
Hábitos del día a día como pasear al perro o simplemente dar una vuelta a la manzana se complican especialmente en un un área con características tan concretas como el Recinto Ferial. Y es que los veicnos de la zona sufren lo que en sentido metafórico podría considerarse un apagón institucional, pero que en la práctica se ajusta a la carencia de luz existente en todo el área. .
Ni una sola de las 44 farolas del entorno de ExpoCoruña se encuentra actualmente operativa, lo que deja a oscuras el núcleo y zona más extensa de todo un barrio. Más allá de la incomodidad que supone los residentes muestran su preocupación por lo que consideran un factor de riesgo para su seguridad. “Hace una semana ya tuvimos que lamentar un tirón de bolso, no hay un foco de luz en toda la manzana”, explica Lucía Fernández, presidenta de la recién constituida asociación vecinal.
Los vecinos hacen hincapié en que no se trata de una queja contra el Ayuntamiento, sino más bien una petición de auxilio que ya se ha hecho formal vía registro hasta en tres ocasiones. El Gobierno municipal afirma que se trata de una plaza de propiedad privada, y que por lo tanto el mantenimiento y la iluminación corresponden a esa propiedad. Sin embargo, la asociación vecinal solicita que sea el propio Ayuntamiento el que ejerza de mediador. “Forma parte del Patronato y por eso queremos que nos ayude a incentivar el mantenimiento; en mayo nos reunimos y nos dieron a entender que el mantenimiento no está entre las prioridades de ExpoCoruña”, explican.
Tanto la alcaldesa Inés Rey como el concejal de Movilidad, Francisco Díaz Gallego, visitaron recientemente la zona de la mano de los vecinos. Fueron testigos de primera mano de un problema para que el que solicitaron un informe. Y éste es demoledor: 19 de las 44 farolas del entorno están rotas, lo que provoca la llamada “iluminación 0”. Además, en todo el Recinto Ferial sólo existen tres papeleras, con la acumulación de basura que ello implica.
Además, el informe hace mención al deterioro del firme, toda una barrera para los personas con movilidad reducida, así como la necesidad de llevar a cabo una poda en la zona. “Al no haber mantenimiento los árboles no reciben el cuidado necesario e incluso molestan a la hora de caminar”, explica el escrito, que también apunta a la falta de accesos peatonales al parking.
La situación se ha vuelta tan incómoda para los vecinos que desde la asociación que los representa apunta a situaciones tan radicales como vecinos paseando el perro con cascos de minero o con la linterna de su teléfono como única guía. “Lo único que pedimos es un poco de ayuda por parte del Ayuntamiento en su papel como mediador”, finaliza la asociación vecinal.
