Los vecinos de la Ciudad Vieja piden nuevas normas para la Feria Medieval

Los vecinos de la Ciudad Vieja piden  nuevas normas para la Feria Medieval
La Feria Medieval se celebró por última vez en 2019 | pedro puig

La próxima llegada del verano, y la eliminación de la obligatoriedad del uso de las mascarillas incluso en el interior, invitan a pensar que el verano de 2022 supondrá un total regreso a la normalidad. Aunque en principio esto sea positivo, para los vecinos de la Ciudad Vieja supone enfrentarse de nuevo a molestas celebraciones como la Feria Medieval, que no se celebra desde hace dos años y que los residentes del casco antiguo recuerdan como una pesadilla. Por eso la junta directiva de la asociación de vecinos quiere que el Ayuntamiento le permita participar en su organización.

Mientras que algunos pueden echar de menos la “Feria das Marabillas”, los residentes en la ciudad vieja recuerdan el ruido a todas horas y la basura que rebosaba los contenedores y papeleras y que rebosaba en cualquier rincón. Y no quieren que escenas como esas se repitan. El nuevo presidente de la asociación, Leonardo Méndez, comparte los recelos de sus vecinos sobre la feria medieval. “Solo el que ha vivido en la Ciudad Vieja sabe de verdad lo que es la feria medieval. Es una locura”, declaró.

Según explicó “no vamos en contra de nadie, solo queremos que tanto desde el punto de vista acústico como desde el medioambiental se organice para respetar las normas de convivencia”.


Aseos y papeleras


“No estamos en contra de que se celebren actos, pero que se cumplan unas medidas”, insistió Méndez. La junta directiva de la asociación vecinal considera que es necesario instalar más papeleras y contenedores mientras dure el evento, además de aseos portátiles, para que los visitantes los tengan a mano y no tengan que hacer uso de los servicios de los locales de hostelería del barrio.

Los vecinos piden un poco de orden en una feria que, a pesar de ser popular, tiene poco de medieval o histórica y mucho de comercial, y que abarrota las calles y plazas de puestos donde se vende comida y otros artículos, artesanales o no. Lo único auténtico, en realidad, son las propios edificios del casco antiguo, los templos románicos y góticos que alberga. “No queremos que no se colapsen los edificios históricos y que no se invada todo de tenderetes que no dejan apreciar las plazas”; explica Méndez, que espera que, en esta ocasión, el Ayuntamiento se muestre más comprensivo y permita participar a la asociación en los preparativos. 

Los vecinos de la Ciudad Vieja piden nuevas normas para la Feria Medieval

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