En la carretera puede ocurrir cualquier cosa. Un buen ejemplo se registró el pasado febrero cuando la Guardia Civil dio el alto a un camionero en la N-VI, a la altura de Montesalgueiro, y descubrió que estaba circulando con la tarjeta digital de su mujer. El truco saltaba a la vista, sobre todo porque su legítima dueña estaba sentada en el asiento de al lado. “Esto no se le ocurre ni al que asó la manteca”, comentaba un agente de la Benemérita. Según ha trascendido hace unos días, ambos, vecinos de León, son presuntos autores de un delito de falsedad documental.
Estas tarjetas digitales sirven para activar el tacógrafo, que es el aparato que registra el tiempo que el camionero se mantiene al volante. Por ley, tiene que circular un máximo de nueve horas y descansar otras tantas. Pero, en vez de eso, el hombre había decidido introducir en el aparato la tarjeta de su mujer, que también era camionera de profesión. Afortunadamente, estos Bonnie & Clyde de los transportes pesados fueron sorprendidos por la Guardia Civil de Tráfico.
A estas alturas, los agentes han visto de todo. “No es la primera vez que pasa –apunta uno–. A veces un camionero hace que su pareja se saque el carné de conducir camiones para poder tener otra tarjeta. Si saca su tarjeta y mete otra, a él le figura que está descansando y puede continuar”. A menos, claro, que se tope con un control de la Guardia Civil.
“Esto es competencia desleal. Para un camionero, un viaje a Barcelona supone 16 horas. Tiene que pernoctar. Pero, si no tiene que detenerse, puede cobrar lo mismo por la mitad de tiempo porque llega antes que otro”, explica el guardia civil. Pero claro, lo que le preocupa a la Agrupación de Tráfico es, sobre todo, la seguridad vial. “Esto lo que genera son conductores fatigados e inseguridad en la carretera. Luego salen noticias de que los camiones vuelcan y no se sabe por qué”, se lamenta, al mismo tiempo que añade que “raro es el accidente de camión en el que no haya un muerto”.
Lamentablemente, los fraudes con las tarjetas de tacómetro no son raros. “Hay mogollón”, explican los agentes. Pero normalmente se los intercambian entre sí los compañeros de oficio, no los de para toda la vida. O sea, las esposas. “Son unos capullos”, comentan.
Al ser pillados in fraganti, la Guardia Civil investiga a ambos conductores vecinos de León como autores de un presunto delito de falsedad documental en documento oficial al alterar los registros del tacógrafo y falsear los datos de sus tarjetas digitales de conductor.
Además, del procedimiento penal iniciado contra los implicados, las empresas transportistas afrontarán sanciones administrativas cuyas cuantías oscilan entre los 2.001 y los 4.001 euros por graves infracciones que comprometen la seguridad vial. Que, probablemente en el caso del matrimonio leonés, pagarán los dos, si están en régimen de gananciales.