En los tiempos actuales, la rutina diaria es la base para el bienestar físico y emocional de las personas mayores. En una residencia, cada día está cuidadosamente estructurado para garantizar que los propios jubilados reciban la atención adecuada, se mantengan activos y disfruten de un entorno cómodo y activo. Por ello, en la residencia de mayores Torrente Ballester han decidido dar un lavado de cara a las instalaciones con el objetivo de dar un paso más en la búsqueda de un entorno que pueda “dar vidilla” y mejorar el día a día de los mayores coruñeses.
Así lo explica su director, Constantino Piñeiro, quien aunque ejerce este cargo desde hace apenas un año, son más de quince los que acumula dentro del sector gerontológico. “Esta residencia tiene más de treinta años y es necesaria una gran remodelación, tanto por normativa, como por actualización”, expone. Y es que, “al no haber condicionante entonces de cómo tenía que ser la residencia, eso les dio a los arquitectos cierta libertad creativa. En el tema de la accesibilidad, por ejemplo, al cambiar la normativa con respecto a hace treinta años, lleva a tener que afrontar una obra de remodelación”.
La primera planta está compuesta por 32 dependientes, y la segunda y tercera, por 64 autónomos
La residencia de mayores Torrente Ballester se construyó en el año 1991 bajo los mandos del arquitecto Arturo Franco Taboada, aunque no fue hasta 1993 cuando el icónico edificio frente a Adormideras comenzó a funcionar. Uno de los privilegios de su ubicación es su gran cercanía al mar y al actual Paseo Marítimo de A Coruña, algo novedoso para la época y que, actualmente, “pocas residencias tanto públicas como privadas se encuentran en una localización mejor que esta”, tal y como apunta Piñeiro. “La obra busca la relación con uno de los más arraigados barrios populares de la ciudad, la zona de la Torre de Hércules. En torno al ágora central de la obra se abren patios interiores, abiertos todos hacia el mar”, se expone en la descripción del proyecto de obra.
Desgraciadamente, la ubicación no lo es todo, y la puesta a punto del edificio ya es una realidad. Por ello, la Xunta ha decidido invertir un total de 5,5 millones de euros en una obra de remodelación que se espera que dure un total de 18 meses.
Y es que el crecimiento del sector gerontológico está subiendo exponencialmente. Prueba de ello es que estudios recientes sitúan a España como el octavo país del mundo con mayor esperanza de vida, con una media de 83,96 años. Así, si se tienen en cuenta las diferentes comunidades del territorio nacional, Galicia continúa consolidándose entre las regiones con gran esperanza de vida de España, con una media de 83,37 años.
Con una media de edad de 85 años, los 96 residentes de la Torrente Ballester verán cómo en menos de dos años su rutina diaria mejorará, o por lo menos, eso espera su director. Y es que en la residencia hay dos perfiles diferenciados. Por un lado, la primera planta, compuesta por 32 residentes dependientes; y por otro lado, la segunda y tercera, que está formada por un total de 64 residentes con plena autonomía o alguna dependencia muy leve. “Esta división se debe a que en aquella época existía esa categoría jurídica, pero a día de hoy, se mantiene porque la arquitectura de las habitaciones es diferente y todo el centro está configurado a partir de ese prisma”, confirma Constantino Piñeiro.
Así, la planta baja será la primera que se va a reformar. Ahí se incluyen la cocina y el comedor, que se ampliarán, y una especie de sala de estar, que tendrá el objetivo de que los dependientes pasen a estar durante el día atendidos en una zona más luminosa y con ventilación. Además, en la intervención también se encuentra el proyecto de ajardinar todo el solar vecino, en una parcela en la que ya se está trabajando. Así, se va a subir el nivel y se tendrá acceso a una zona ajardinada desde la planta baja del edificio. Además, se espera que la propia instalación pueda tener acceso al Paseo Marítimo.
Sin embargo, la reforma no ha hecho que sea la primera vez que se hable de la residencia de mayores Torrente Ballester durante este 2025. Y es que, a principios de año, el edificio se convirtió en la primera residencia de Galicia en ser reconocida como centro libre de sujecciones. Gracias a un estudio en el que se concluyó que un residente dependiente se caía una media de una vez al mes de la cama, desde la residencia llegaron a una buena solución: la creación de camas que porten un tren elevador que baje casi al nivel del suelo y que hagan que, junto a una especie de colchoneta al lado, si el residente cae al suelo, el impacto no sea tan fuerte.
Esther Trillo | “La mejor decisión que pude tomar fue venirme de Betanzos para aquí” |
Esther Trillo es una de las 96 personas que hacen su vida en la histórica residencia de mayores Torrente Ballester. Y es que, además de poder ver por la ventana la mismísima Torre de Hércules –y el mar–, considera que la ayuda y el buen trato hacen que tenga una cosa clara: “La mejor decisión que pude tomar fue venirme de Betanzos para aquí”.
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